"Cierto, somos calmados hoy y maduros con un encanto de faites licenciados.
Pero cada quien es un tentáculo de pulpo brioso y siempre iluminado.
Afilados y sesudos ahora más".
E. Jáuregui
ARQUITECTURA DEL AMOR
(Pampas de
San Juan, Pamplona y Atocongo)
Guijarros,
conchas y arena
nunca mar,
gaviotas o espejos de ternura
las piedras
blancas en inmejorable lugar
el sol
menos, las nubes más, las lluvias entre
el invierno
por el verano
un eclipse
sobre el cometa Halley
y la luna
encadenada a una estrella.
Oh
señor-señor, cómo se calma este orden,
del escenario
ha desaparecido la cordura
y sujetos
ante mis ojos están los tuyos
negros y
rojos/ rojos y negros, siempre tus ojos
ampollando
nuestras espaldas de tortuga
mordiéndonos
cuerdos, sin razón
con la
gracia verde de los injustos.
Es difícil
respirar por estos lares
Señor
tiempo, Señor balón de gas propano
y el animal
absoluto, conocido en los manuales
como el tigre,
desenvolviéndose cauto en mi dorso
observa con
paciencia propia, el arenal paisaje
no de
cuadro, no de foto, más bien indeleble realidad.
El resto
apareció cual bandada de pajarracos
muchos viejos,
pocos palos, manto negro de los sueños,
Señor cielo,
añada por favor, tiña el panorama
con el tibio
blanco-humo de su traje
con el sabor
de sus cabellos a cebolla
ponga el
Este en el Oeste, el océano de cabeza,
cálcenos con
botas de cuarenta leguas
y petrifique
nuestras edades en sus puños.
Señor
Basura: sepáreme las flores silvestres
colóqueme el
cerro sin cruz ni tanque de agua,
a los
invasores que los dirija el cojo
al cojo, la
estera mágica de sus perradas,
y las
muchachas los partes de guerra
y a nosotros
Señor Mañana
a nosotros
que nos rompa el viento
pero que
jamás nos jodan.
PROFUNDO VELLO
(o Guitarra
con cuerda rota)
i.m. Mario Luna
Has colocado
el disco del lado colosal del silencio
y el concierto
alimenta el anzuelo y surca la ausencia del eco.
El maestro
Segovia rasga la plomada gimiente del venoso ron
los líquidos
afinados de espasmos y óyense los vientos escuetos,
el aullido
del lobo y los pechos forcejeados a sus espinas.
Tu mujer y
la mía celebran del oleaje corpulento su eufonía
abren las
ventanas y en la noche malva arde el asfalto
donde para
amarse negligentes solo se amuralla tanto tiempo.
Son jóvenes
y van preñadas por la gamuza de los guitarristas
eliásticas enguirnaldan
los hijos mordidos en la roca
y a
quemadura penetran en el deseo bruñido a saliva el aguijón.
Tu mujer oye
Aranjuez y te besa cual velero zurcido a su océano,
la caligrafía
de la mía es a la ceniza una araña que retuerce su astilla.
Ambas danzan
escamadas azulinas sobre el muelle sin rastros de sol.
GRAFÍA DEL LÍMITE
i.m. Alberto
Flores Galindo
Gran señora y gobernaba y hacía mercedes y
fue casada
con Inga Roca. Y por esta señora fue
respetado
grandemente su marido por los señores
grandes de este reino desde su jurisdicción (…)
Felipe Guamán Poma
Bájense
prestas de este sueño de país
las sábanas de
sangre, tire su tinta
el muslo de
selvas, su quejido de ovarios
esa lengua
de crestas en los folios sagrado
no existe
muerto más bello que el esperma,
la cruz y la
daga cogotean el fustán del sol,
mi tierra uñando
la estirpe de ojo tuerto.
Ámese el
odre preñado y su alarido
la vergüenza
del arcabuz aputado
yo soy la
historia, usted la vida
calor de
mantos sin geografías de coyas.
Que no falte
honor, ni alfabetos, sí carne.
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