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martes, abril 15, 2014

HORA ZERO en fila india: poemas de Eloy Jáuregui



"Cierto, somos calmados hoy y maduros con un encanto de faites licenciados.
Pero cada quien es un tentáculo de pulpo brioso y siempre iluminado.
Afilados y sesudos ahora más".
E. Jáuregui


ARQUITECTURA DEL AMOR
(Pampas de San Juan, Pamplona y Atocongo)

Guijarros, conchas y arena
nunca mar, gaviotas o espejos de ternura
las piedras blancas en inmejorable lugar
el sol menos, las nubes más, las lluvias entre
el invierno por el verano
un eclipse sobre el cometa Halley
y la luna encadenada a una estrella.
Oh señor-señor, cómo se calma este orden,
del escenario ha desaparecido la cordura
y sujetos ante mis ojos están los tuyos
negros y rojos/ rojos y negros, siempre tus ojos
ampollando nuestras espaldas de tortuga
mordiéndonos cuerdos, sin razón
con la gracia verde de los injustos.
Es difícil respirar por estos lares
Señor tiempo, Señor balón de gas propano
y el animal absoluto, conocido en los manuales
como el tigre, desenvolviéndose cauto en mi dorso
observa con paciencia propia, el arenal paisaje
no de cuadro, no de foto, más bien indeleble realidad.
El resto apareció cual bandada de pajarracos
muchos viejos, pocos palos, manto negro de los sueños,
Señor cielo, añada por favor, tiña el panorama
con el tibio blanco-humo de su traje
con el sabor de sus cabellos a cebolla
ponga el Este en el Oeste, el océano de cabeza,
cálcenos con botas de cuarenta leguas
y petrifique nuestras edades en sus puños.
Señor Basura: sepáreme las flores silvestres
colóqueme el cerro sin cruz ni tanque de agua,
a los invasores que los dirija el cojo
al cojo, la estera mágica de sus perradas,
y las muchachas los partes de guerra
y a nosotros Señor Mañana
a nosotros que nos rompa el viento
pero que jamás nos jodan.



PROFUNDO VELLO
(o Guitarra con cuerda rota)

i.m. Mario Luna

Has colocado el disco del lado colosal del silencio
y el concierto alimenta el anzuelo y surca la ausencia del eco.
El maestro Segovia rasga la plomada gimiente del venoso ron
los líquidos afinados de espasmos y óyense los vientos escuetos,
el aullido del lobo y los pechos forcejeados a sus espinas.
Tu mujer y la mía celebran del oleaje corpulento su eufonía
abren las ventanas y en la noche malva arde el asfalto
donde para amarse negligentes solo se amuralla tanto tiempo.
Son jóvenes y van preñadas por la gamuza de los guitarristas
eliásticas enguirnaldan los hijos mordidos en la roca
y a quemadura penetran en el deseo bruñido a saliva el aguijón.
Tu mujer oye Aranjuez y te besa cual velero zurcido a su océano,
la caligrafía de la mía es a la ceniza una araña que retuerce su astilla.
Ambas danzan escamadas azulinas sobre el muelle sin rastros de sol.



GRAFÍA DEL LÍMITE

i.m. Alberto Flores Galindo

Gran señora y gobernaba y hacía mercedes y fue casada
con Inga Roca. Y por esta señora fue respetado
grandemente su marido por los señores
grandes de este reino desde su jurisdicción (…)
Felipe Guamán Poma

Bájense prestas de este sueño de país
las sábanas de sangre, tire su tinta
el muslo de selvas, su quejido de ovarios
esa lengua de crestas en los folios sagrado
no existe muerto más bello que el esperma,
la cruz y la daga cogotean el fustán del sol,
mi tierra uñando la estirpe de ojo tuerto.
Ámese el odre preñado y su alarido
la vergüenza del arcabuz aputado
yo soy la historia, usted la vida
calor de mantos sin geografías de coyas.

Que no falte honor, ni alfabetos, sí carne.

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