Sobre TAJO:

“Somos aficionados a la poesía. No somos profesionales. Que eso quede bien claro, pues una buena parte de nuestra crítica es potenciada desde esa perspectiva, desde esos campos abiertos que supone tal condición". (Roberto Bolaño)

domingo, julio 31, 2011

Como se nota que estamos de vacas.... (por Cynthia)

Ahhh!!!... que rico comer a mis horas, así no sea las horas de ellos, comer lo que me gusta y no atragantarme por ir a las prácticas del mal… ¡jajaja!. Pero… bien q nos servirán después… eso dicen: ¡Apréndete los manuales hijita!, azuuu… los manuales, si claro, manuales de mierda… ¡jajaja! (eso si con mucho respeto y cariño porque el trabajo – mecanizado – digo sistematizado nos hará hombres de bien); así tenemos que ir a La U a escuchar los monólogos de Los profesores que vinieron algunas veces a “dictar clase”... ja! que a final de ciclo porque no te conocen se hacen los sensibles y te quieren jalar *:D

Dormir a la hora que nos pega la gana y no por estar haciendo los trabajos que muchas veces nos interesan un comino, en lugar de leer un buen libro … ¡Ah! aquellas buenas narrativas que nos queman el cerebro y nos transportan a ese país donde todo es posible y que en muchos casos nos devuelven las ganas, enseñándonos el camino que habíamos perdido.

Comer hartos dulces sin la preocupación idiota de que me vayan a subir de peso … ¡Ay, como me gustan… que ya desvalije el Freezer, ni La mermelada se salvaaaa !… jeje, sin culpas señoritas disfruten de los manjares, azucares que si se engordan los bajaran de tanto estudio jajajaja... !

Y eso si. Escuchar mi música, a mil, desde el desayuno; no la del tío del carro que me llega al carajo altamente... ¡jajajaja!. Si sudar mi música hasta cerrar los ojillos felices de no tener que leer boberías técnicas, sino Leer a mi Sábato u otro de mis tíos quemados y queridos – mejor que leer como hacerse una buena manicura. ¡ Pof !

Meterse un pucho en La azotea de la casa a La Luna o lo nublado, lo q sea de este cielo de mierda que queda en Lima, si pues, “La horrible” que – a demás y todavía – le tengo cariño jajajaja ... y así, en esta noche habitar pintando, dibujando o bocetando algo que me ataco la mente... ¡ ja ! o quizá encontrando algo debajo de la cama que escribí y me gusto.

A que bonito mi desorden por mi y no por Los deberes, ya saben... debes ser una señorita bien: educada, bonita, culta, elocuente, aplicada en los estudios así te memorices el decálogo de Hamurabi eso te ayudara… ¡¡¡ hijita… llegaras alto !!! y demás cosas que me rompen porque siempre nos dicen que debemos ser y casi nunca que seamos lo que queremos ser o mejor dicho lo que sentimos.

Un encuentro casual con algún Bro… de antaño. Un: ¿hola como estas? ¿Qué fue de ti?...acompañados de un vino, vodcka, ron... ¡jajajaja!... el agua espiritual que sea y algunas sonrisas que cuelgan entre nuestros segundos tiranos.
..... ¡¡¡ CARAJO COMO SE NOTA Q ESTAMOS DE VACAssss... !!!

sábado, julio 30, 2011

Joyce para dummies


Muy pocos son los que verdaderamente han leído este libro. Lo fácil es hablar de lo complicado de su estructura y elevarlo a un cuasi dios... aquí una confesión y una revancha de Rodriguez, extraído de la revista cultura virtual y caleta Jot Dowm.. Luego de leerlo, se atreveran a comprarlo y, quién sabe si de noche o de día, o junto a su mesita de noche o en el microbus que los aleja de casa, le den una ojeada a las paginas más intricadas como famosas de la literatura.


Fue mi padre quien me aconsejó una y otra vez, enfáticamente, la lectura del Ulises. Sus recomendaciones siempre eran certeras y su pasión por este libro más que evidente —él se lo había leído casi de tirón la primera vez y creyó, equivocadamente, que a mí me iba a suceder lo mismo— así que intenté sumergirme en su lectura dos o tres veces. Y dos o tres veces abandoné la novela tras un par de capítulos, pensando que mejor dedicaba mis esfuerzos a libros menos inhóspitos. Hay algo en el inicio del Ulises que puede desinflar el ánimo incluso de lectores bien entrenados y dispuestos. De hecho, es el único libro que he tenido que abandonar no porque fuese un mal libro, sino porque me sentía sobrepasado. Esta es una sensación que muchos lectores experimentan con esta novela, aunque hay una minoría privilegiada, o afortunada, o quizá sencillamente más evolucionada que consigue sumergirse en la obra ya con el primer contacto. Si escribo estas líneas es precisamente porque no pertenezco a esa selecta minoría, pero conseguí terminar amando el Ulises y me gustaría animar a otros a que lo consigan también. La curiosidad por descubrir los ignotos alicientes del libro —y, por qué no decirlo, el orgullo de “voy a ser capaz de leer esto y no sólo de pasear los ojos por los renglones”— me impulsó finalmente a no dejarme vencer, a buscar los ratos indicados en que poder prestarle la debida atención y a hacer el esfuerzo de superar esos primeros capítulos. El esfuerzo fue recompensado. Aun así, hay que admitir que no se trata de un libro para todos los públicos y que su lectura es francamente difícil, pero no es un callejón sin salida.


Qué es este libro y para qué sirve

Ulises es, ante todo, un experimento. Aunque en realidad prefiero considerarlo un juguete literario. Es el juguete de James Joyce: el escritor irlandés quiso crear una obra repleta de paralelismos encubiertos y significados ocultos cuyo descubrimiento tuviese ocupados a los críticos durante generaciones. No cabe duda de que consiguió su objetivo: aún hoy, las innumerables referencias camufladas en el texto son objeto de estudio. No nos detendremos aquí en hacer un sesudo análisis de los significados del libro, pero resulta inevitable hacer algún comentario al respecto. Ulises narra una jornada en la vida de varios individuos cualesquiera en el Dublín de los años veinte. Lo hace a través de dieciocho capítulos muy diferentes entre sí, tanto en tono como en estilo. Según el propio Joyce indicó a algunos amigos, cada capítulo de Ulises hace referencia a un personaje o episodio de la Odisea de Homero. El título de la novela ya da una pista de ello: el Ulises de la Odisea era el personaje literario favorito de Joyce y le convirtió en título y centro de su juguete literario, pero en el libro no hay ningún personaje con ese nombre. El equivalente de Ulises en la novela es uno de los protagonistas, llamado Leopold Bloom, y su particular odisea no transcurre a través del océano sino por las calles de una pintoresca Dublin. Molly Bloom, su esposa, es una moderna encarnación de Penélope, la esposa de Ulises. Y Stephen Dedalus no sólo refiere a Telémaco —el hijo de Ulises y Penélope— sino que es una especie de alter ego del propio James Joyce. Además, ciertos capítulos constituyen alusiones veladas a los cíclopes, las sirenas, Calipso, Proteo y demás mitología homérica. No vamos a adentrarnos más en todos estos paralelismos y en otros secretos del texto. En todo caso cualquier lector puede recurrir a los esquemas que el propio James Joyce envió a sus amigos Carlo Linati y Stuart Gilbert. Ambos esquemas difieren un tanto entre sí pero dan una muy buena idea de cuáles son todos los motivos ocultos en el libro.

Qué me va a ocurrir cuando lea esta novela

…si es que podemos llamarlo novela. Ulises es como una de aquellas viejas radios de onda larga, en las cuales uno giraba la rueda intentando captar lejanas emisoras que hablaban lenguas desconocidas. De la radio surgían ecos, silbidos y fragmentos de charla o música que parecían llegados de otro mundo: una aparente cacofonía sin sentido que podía aburrirte o exasperarte hasta que comenzabas a acostumbrarte a ella. Al final, los extraños sonidos del cósmico vacío de la radio se transformaban en un nuevo tipo de música, cuya rareza formaba parte del encanto mismo del hecho de intentar localizar nuevas emisiones. En Ulises, el lector está obligado a hacer el esfuerzo de sintonizar su radio para poder captar la emisora de Joyce. Es muy difícil estar en la misma onda justo al empezar la lectura, y eso produce un aburrimiento o una exasperación en muchos lectores que en términos de ciclismo podríamos llamar la “pájara del Ulises”. Pero si uno hace el esfuerzo de seguir pedaleando, la cuesta inicial del libro puede llegar a ser superada. Aunque hemos de resintonizar nuestra radio al comenzar cada nuevo capítulo —tan diferentes son entre sí— llega un momento en que comenzamos a entender las reglas del juego de Joyce. Y es entonces cuando empezamos a disfrutar incluso de los pasajes más experimentales y estrafalarios de la obra.

El único error que nadie debería cometer al enfrentarse al Ulises es el de esperar un argumento convencional, bien expuesto a la vista del lector y que le permita seguir leyendo por el mero interés de comprobar cómo se desarrollan los acontecimientos. No existe tal cosa en este libro y de hecho el argumento es lo de menos. Uliseses un collage, una narración cubista tan descompuesta en pedazos que deja de parecer una narración como tal. Hay que leerlo sabiendo de antemano que resultará difícil empezar a disfrutarlo hasta no conseguir formarse cierta visión global de lo que el libro pretende. Y para ello es necesario leer unos cuantos capítulos que nos permitan tomar perspectiva sobre el conjunto, como cuando uno se aleja unos metros de un gran cuadro para poder contemplarlo —y entenderlo— mejor.


RAZONES PARA NO ESCRIBIR POEMAS

1)Porque razonablemente, y siendo francos, muy francos, no sirve para nada. Es inútil compadre, hagas lo que hagas, tus versos, arañados sobre el papel con tinta china o líquida, más el dolor de las entrañas estrujándose, y todo ese acto, digamos, poético de escribir poesía es una mierda. Al menos actualmente. Lo repito suavecito: u-n-a m-i-e-r-d-a


2)Porque mamá quiere que vayamos a la universidad y nos graduemos y lleguemos temprano a casa. Y, aunque suene muy cliche, ser feliz es remar en la contra. Poetas como Miguel Ángel Zapata, o el mismo Neruda, se jactan de que su oficio tiene tantas cuotas de felicidad como de tristeza… pero mamá sólo quiere que vayamos a la universidad y nos graduemos y lleguemos temprano a casa.


3)Porque la poesía no se palpa, no se toca, no tiene peso, lugar. Es etérea, es inútil, es idiota. Y digo idiota al final, ya de triste o resignado. Pues todos esos ejemplares, calientitos de tinta, sólo nos sirven para inflar el pecho, y jactarse, muy a sabiendas de que todo es fugaz, del éxito. Ese éxito de publicar. Otro de los valores más populares de nuestros tiempos, ¿el primero? Se los dejo a su criterio.


4)Porque Vallejo, Girondo, Pimentel, Calvo, Rimbaund (a quién, no quiero poner las manos en el fuego, casi todos los peruanos hemos leído en malas traducciones y más por monos que por astutos lo usamos como ídolo a la hora de chupar cerveza o ron de tres cincuenta) Y si desenrollamos la lista de nombres, y ya que el mundo es redondo, el final del largo papel me daría directamente en la mitra.


5)Porque ser poeta y ser peruano es sinónimo de pose, de riesgo a rozar la solemnidad o el abandono. Riesgo de caer en el cliche de que ser poeta en el Perú no se lo deseo ni a super man, o riesgo de ser un horazeriano irresoluto.


6)Porque no se gasta mucho en la imprenta, y cualquiera puede hacerlo (Incluso Gian Marco)


7)Porque la vida es corta. Y corta es la noche.


8)Porque el amor no se define ni, ay, se puede encerrar en palabras.


9)Porque Neruda fue feliz mientras las bombas enterraban más y más el cuerpo de Oquendo de Amat. Y fue triste mientras algunos jóvenes latinoamericanos se meaban de miedo antes de ser fusilados por oponerse a Pinochet y Castro.


10)Porque ser hombre es más difícil que ser poeta, borracho y visceral. Ser hombre y trabajar. Ser hombre y no huir.


11)Porque Pimentel, Juan Ramírez Ruiz y Enrique Verastegui ya no son jóvenes.


12)Porque los poemas de Trilce, salvo uno que otro, no son la gran cagada.


13)Porque Roberto Bolaño es un mal poeta y mal héroe.


14)Porque morir no es bonito. Y menos aun por buscar un pedestal para nadie.


15)Porque Calvo nunca quiso llamarse poeta. Ni Miguel Idelfonso, ni el mismo Treillier… pero sí Los poetas de Asfalto y sus amigos.


16)Porque Roberto bolaño es un buen poeta y buen héroe.


17)Porque no.


18)Porque hacen que existan los recitales. Y los recitales son, y perdonen lo insolente, una cagada.


19)Porque mi mamá nunca me compro un libro de Rubén Darío y, desde siempre, le estoy felizmente agradecido.


2o)Porque alguna noche, quién sabe sí por capricho o vanidad, alguien escriba diatribas contra esos cantos ñoños de flores y balas.


A un amigo



Vivir, soñar, leer, ser feliz a mi manera





Javier Heraud significo mucho para mí. Cuando lo leí, cursaba estudios en la academia pre-universitaria y estaba, ¿cómo decirlo de otro modo?, jodido, muy jodido, y en todos los sentidos.

No exagero: mi futuro era nulo y soñaba con irme de casa, hacer auto Stop, cambiar mis libros por un plano inmenso del mundo, cambiar mi café caliente por un vaso de realidad.

El libro que condensaba toda la poesía de Heraud era de los tiempos de Velazco - azul y de hojas color tabaco, cepilladas e intactas- Quizá de una colección de escritores peruanos que saco el poeta Manuel Scorza con Populibros.

Me lo presto una chica, quizá fue un muchacho, pero digamos que fue chica y que se llamaba Verónica, y no me gustaba nadita. Era media terruca. Y fea. Solía jactarse de cuantas bombas pondría en la puerta de congresistas y que tantas marchas progres protagonizaría no bien llegara a San Marcos. Yo me jactaba de levantarme todas las mañanas.

San Marcos, es cierto, era el fin de muchos y muchas.

A mi me daba (me da) igual. Yo quería leer. Sólo eso. Y mastúrbame.
Fue vital leerme todo el librito azul. Pagina tras pagina la luz fue colando mi cuartucho adolescente (“leer a la luz de Neruda, Reír con Vallejo”) y hasta las cucarachas de mi estomago se inquietaron.

De arranque capte que Javier Heraud no era un posero.
Sus poemas no estaban escritos para que uno quedara deslumbrado de la sapiencia, magia, barbaridad, malditismo, surrealismo que tantos malos poetas ostentan (o intentan, arañándose los pelos, pintándose barbas, estrujando apellidos noruegos) No es que fuera de pura sepa, pero había sinceridad. Y como dijeron por ahí:
"A todos los que vinieran les pondría una condición. No hacer nada que no fuera sincero"

Lo suyo no iba por ahí. Lo supe en una. O tal vez en dos, pero lo supe.

Javier era simple (simple pero no huevon)… y transparente, (transparente pero no cursi) como los ríos que corren por sus versos: la claridad es una virtud en (su) la poesía.

La mejor poesía, ya lo dijo Julio Heredia, se encuentra en el buen uso de la sencillez. Y no digo la sencillez de escribir por escribir. No la sencillez que viene a darnos la cara cuando no hay oficio. Sino la otra, la que tiene cómo reflejo la sinceridad y la fuerza.

En Heraud el oficio era vital. Vivir, soñar, leer, darse a gotitas de humanidad (como solía decir en sus cartas) era extensión y acción.

Ese oficio que lo llevo a enrolarse en las huestes de una revolución guiada por enardecidos cubanos; y ya en el Perú por Hugo Blanco. Esa guerra, sí, que lo mato como todos sabemos entre pájaros y arboles a los 21 años. Y yo pongo las manos al fuego asegurando que Javier si pudiera elegir entre lo bonito de una oración (mito o vida) o quedarse entre nosotros dejaría de, ay, seguir muriendo, y se uniría a la fiesta.

En fin, ya conocen la historia.


Vivir, soñar, leer, ser feliz a mi manera… puñado de palabras que extraigo de las cartas que Javier enviaba, de distintos lugares y con soberana religión, a su amigo entrañable Degale.

El libro en cuestión se llama Vida y Muerte de Javier Heraud y es el primer intento de compendiar su efímera como apasionada vida. Un intento suicida que Cecilia, su hermana, aborda.

Pero volvamos a las cartas enviadas a Degale:

Vivir, soñar, leer, ser feliz a mi manera

Esto, claro, antes de ser un radical, una espada en el aire, un relámpago maravilloso.

Tanto chamullo para decir comunista.

No sé por que razón estos pasajes tan sinceros que pueblan sus cartas, me hicieron (me hacen) recordar a todos mis amigos. La consigna de Javier (y nosotros, y pongo el nosotros entre paréntesis, como quién asume la condición de pequeñez) era (es) vivir intensamente.


Sólo así, sabiendo las dimensiones de su condición, digamos, humana, se puede saborear en sus versos el aire del canto nuevo y renovado que buscaba.

Hoy esta más vivo que nunca. Sus libros son llevados en la misma maleta donde algunos cuadernos viejos y límpidos, el agua, las mudas de ropa y una cámara digital, son acompañantes en el camino.

O debajo del asiento. O en la misma dirección de los abrazos. O en un regalo a un amigo.


Si los buenos poetas no sirven para esto, ¿para que carajos seguir leyendo poesía?

Te leemos todavía Javier, lo aseguro, para sobrevivir y soportar las noches.
Una otra y otra y otra


jueves, julio 28, 2011

Rebeldía como tesoro de la humanidad


O sobre "La perla"

Ha de llamar nuestra atención el atrevimiento. De atreverse y de “atrevido”. Steinbeck se atrevió. Utilizo como escenario y como personajes hombres y mujeres de raza completamente distinta a la suya. No tengo entendido con precisión si Steinbeck ha leído a García Márquez, pero ha dejado probado que el mejor modo de escribir de Macondo (o La Paz) es como en Macondo. Kino será un personaje que nunca olvidare, quizá por ser hombre. Y ser hombre en La perla (o en la vida) significa: Ser a medias loco, y a medias Dios.

La injusticia, en lugares como La Paz, es donde más perfora. Haciendo creer a todos sus pobladores que no hay otra manera de existir que la de conformarse, por ende, adaptarse. Pero cuando el hombre quiere verse medio loco, se da cuenta que no es un ser adaptable y todo puede ponerse en contra suya.

Coyotito es el futuro, el porvenir, y el porvenir muere de un solo balazo. Menguando la ira y desquicia que representaba el sueño de Kino por un mundo mejor. Mundo que terminaba en la choza donde ya la música en los oídos le explicaba, con maneras, que no todo saldría bien.

De: Santiago M. Sorel

miércoles, julio 27, 2011

El Trapecista de Antaño con el Pelo Blanco.


O sobre “El secreto de la trapecista”

Novela de Oscar Malaga. Gran poeta. Novela de aquellas que en nuestra literatura no se puede calificar ni tampoco encontrar precedentes.

Nos va envolviendo en dos mundos. Digamos que el primero es la ciudad de Lima. Seamos más abarcadores, y digamos del Perú. Segundo: un circo. Un circo, nada más como los de antes. Como los que añejas caricaturas solían retratarnos en los libros de la escuela. Para nada el circo de al chola Chabuca o el de Timoteo, etc. Nada de eso. Un circo sólo con seres excepcionales, vale decir anormales.

Malaga esmeroso con su prosa abrumadoramente poética por momentos, pizcas, mejor dicho pizcones, de humor negro y ternura por doquier, va repitiendo incansablemente las características a modo de nombres de los seres extraordinarios que por cierto no tenían nombres.

En los límites de la carpa sus vidas asumen roles de cooperación, solidaridad, armonía, la búsqueda de un solo fin: "salvar el circo". Como contracara a esto la situación política post-independencia es un espejo del problema más constante y más jodido de este país: La desunión.

Sera por esta variable repetitiva que Oscar declara sobre su novela: "es atemporal". Pero el estomago suena y la función tiene que continuar con el espectáculo, que iniciará la temporada del circo y da fin a la novela. Donde la trapecista confronta tres amores. Tres. Tres funciones, tres: Matine, con el militar (pobre huevon) que habiendo comprado y dejado caer aquellos pasajes a España, dejo también caer el telón sobre los sueños de la hermosa trapecista. Vermut, Don José el personaje, de seguro, más interesante, querido y odiado reencarna el amor solidario en acto de sacrificio, sacrificio que no se llega a entender del todo, claro que se justifica todo con tal de “salvar el circo”.

Noche: El amor también es inexplicable o inentendible (¿hace falta entenderlo?) por eso el tragafuegos ama y ama como La Trapecista de Quince Años con el Pelo Rubio, ama con esas llamas que van devorando el circo, y obligándonos a preguntar: La Trapecista de Quince Años con el Pelo Rubio ¿Hacía los brazos de quién deberá correr?

De: Santiago M. Sorel

jueves, julio 21, 2011

“LA LITERATURA NO CAMBIA AL MUNDO, PERO SI UN PEDACITO DEL MUNDO”






Extensa entrevista a Carlos Tolentino, gestor del sur de Lima y poeta exiliado; gracias a Consuelo Solís




La generación del Sur mucho tiempo ha estado en manos de la movida subterránea, y la movida rockera, todo era poesía, música, teatro subte. Ahora se ha universalizado se han abierto mas tendencias. Ahora existen “Los poetas del Sur” o La comunidad “Poesía en el Sur” que ha sacado un poemario de voces nuevas, jóvenes y añejas.



Hace seis años Carlos Tolentino, decidió levantarse de la cama, desperezarse, lavarse la carita como pipona, un guapo muñeco de cartón, cobrizo y algo bebedor. Decidió, no porque lo pensaba, sino porque lo sentía, que a sus 21 años ya era hora de contagiar ese bichito literario, de abrir un libro, poner los ojos en unas letras, zambullirse en ellas y no saber donde acabar. Tirarse al mar, ahogarse, ser un naufrago, en toda esas letras que lo hacían vibrar.




1. Según mi amigo julio, estas sumergido en el mundillo literario del Sur. Cuales son las actividades que desempeñas actualmente.




¿Mundillo literario? …mmm…inevitablemente me transporta a una época feliz de mi vida. Era realmente desquiciado lo que hacíamos jajaja estábamos poseídos. Yo estaba en quinto de secundaria y descubrí que podía volar con sólo abrir las páginas de ese libro maravilloso que fue a mis 17 años “100 años de soledad”. Claro que había leído otras cosas antes…pero esa novela fue la que me invito a salir de mí, a salir afuera, a vencer mi autismo. Círculo del sur fue eso…fue llevar la poesía a la calle, plazas, mercados y lozas deportivas. Una de nuestras actividades era encontrarnos muy temprano para luego caminar largas distancias con el único propósito de llevar poesía a jóvenes escolares de Villa María del Triunfo…realmente una empresa quijotesca…nadie nos había contratado para ello; por consiguiente, nadie nos pagaba, sumado a ello lo poco popular que eran los poetas, a veces se nos acercaban algunos escolares, tal ves conmovidos: luego del taller de estimulación literaria, a enseñarnos tímidamente sus poemas. Otros con desconfianza, con la desconfianza natural de quien enseña su joya más preciosa. Andábamos en la banca rota y éramos felices; a pesar de todo, lo hacíamos con mucho entusiasmo (recuerdo que empeñe mi guitarra eléctrica roja por 100 soles para pagar el alquiler de un equipo de sonido que necesitábamos para un recital poético; eso fue cuando unos muchachos rockeros se hacían llamar “otoño eterno” y después algunos de ellos formarían parte de vicious). ¿Por que lo hacíamos? Supongo que teníamos una misión que cumplir, algo así como las misiones suicidas que tenía Coronel Aureliano Buendía, a comparación de eso lo nuestro era un jardín de niños. Claro que las correrías de Aureliano Buendía eran literatura y lo nuestro era la vida misma.



Actualmente soy bibliotecario de la Biblioteca Comunal Gustavo Mohme Llona, de la II Zona de Hogar Policial, Villa María del Triunfo - Cercado. Donde desarrollamos proyectos culturales en beneficio de la comunidad, uno de ellos es la Escuela de Arte Comunal y otro la Red de Bibliotecas Solidarias.




“Andábamos en la banca rota y éramos felices”




2. ¿Qué implica ser un gestor cultural de Lima Sur?



Eso mismo…gestionar, planificar, elaborar y ejecutar proyectos culturales. Eso de SUR me parece demasiado y eso que solo estoy pensando en Lima SUR hablamos de San Juan de Miraflores, Villa María del Triunfo, Villa EL Salvador, Santa María, Pucusana, San Bartolo, Punta Negra, Punta Hermosa, Pachacamac, Tablada de Lurín, etc. Como gestor cultural estoy elaborando un proyecto llamado “Plan juvenil, artístico y cultural para el desarrollo local” fundamentalmente es la idea de un trabajo coordinado entre la empresa privada, gobierno local y la red cultural para la promoción de prácticas saludables creativas. Jajaja no sé que tan saludable sea hacer poesía; pero sería genial por ejemplo tener un fondo editorial municipal.



3. Eso es por trabajo, pero… ¿Tú crees en ello?



Claro, el arte puede alejar de los vicios autodestructivos. Porque hay vicios saludables como el arte y los cigarrillos, jajaja, pero hay vicios totalmente autodestructivos, como las barras bravas, el sexo sin preservativo...



4. En el tiempo que vas engullido en el movimiento cultural del sur. ¿Con que te haz encontrado, que te ha sorprendido, que cosas recuerdas?



No creo estar engullido, en todo caso embuchado jajaja. Una ves nos visito el poeta Chileno – Alemán, Mario Marcus y se nos ocurrió como una bonita forma de recibirlo improvisar un recital en el anfiteatro de la plaza mayor de Villa María del Triunfo. El visitaba varios países difundiendo poemas de niños prodigios de la poesía. Aún recuerdo la sensación que me causo un poema de un niño mexicano, poema realmente hermoso…umm...Tratare de buscar ese poema. Al finalizar el recital un escolar se atrevió a recitar un poema y lo hizo de una manera muy expresiva, para no quedarse atrás un niño del otro colegio hizo lo mismo; Entonces sin darse cuenta el poeta Mario Marcus fungió de arbitro en un combate poético entre alumnos de los colegios 7054 y el 7055; había una rivalidad generacional entre estos colegios; a veces se llegaba a los golpes y el vandalismo. Pero ese día al poema masa de Cesar Vallejo le respondía el directo al hígado poema 20 de Neruda. Fue un combate claro; pero un combate donde todos ganaron, las armas eran otras…era la poesía.




¿Cual fue tu motivación, es decir, el bichito que te hizo levantarte y decir: quiero hacer algo por la literatura?


La literatura es lo que más me apasiona; sin embargo no se si haya echo algo concreto por la literatura. Algo de manera directa me refiero, no hablo de sacar libros de a sol o pegar poesía en las calles u organizar recitales de poesía a diestra y siniestra. No creo que ese sea el camino a seguir, al menos ese no es mi camino a seguir. Como diría un viejo camarada. “Mi compromiso es con mi literatura y a través de ella con la humanidad”. Creo que con escribir honestamente y sin miedo al dedo acusador, está bien servida la literatura. Hay jovencitos y no tan jovencitos, más bien muchachones que ya peinan canas; que aun sueñan con ser el poeta joven revelación y para ello se esmeran en ser uno mas estrambóticos que otro, uno más ebrio que otro, o más “transgresor” que otros. Jajaja sabes el poeta español Ramón Gómez de la Serna daba conferencia y recitales subido en el lomo de un elefante africano; reto a algún “maldito poeta” a hacerlo, al menos eso era más original y divertido. Claro que la poesía y los recitales funcionan para ligarse jovencitas…etéreas; pero ese no es mi propósito en la vida; pero si en mi camino; camino más bien de ratón de biblioteca me sucede; no opongo resistencia...




¿Porque te alejaste, de la fauna literaria, es decir aquella que es protocolar?




Por eso mismo. Porque creo que la literatura, esa que me apasiona está en otra parte. Ahora no estoy seguro ¿Qué es protocolar? Eso me recuerda a José Santos Chocano recibiendo honores de poeta nacional, mientras Vallejo era poco más que invitado a dedicarse a otra cosa que no sea la poesía por el Clemente Palma, cuentista genial, y no entendido por José María Eguren (poeta que me gusta mucho, aunque lo haya leído poco). Ah…Mario Vargas Llosa ese sí que es protocolar…viste la ceremonia del nobel…por demás abrumadora.





¿Los de arriba y los de abajo?




7. Hildebrant, alguna vez comento, que la literatura de elite, son aquellos huelepedo de MVLL, encabezándolo la triple “O” ¿es cierto ello? ¿Qué opinas?



De eso se ha hablado hasta el hartazgo. A raíz de un encuentro literario en España, hace unos años; pero esa es una pelea antigua. Andinos versus criollos. Literatura comprometida y literatura pura. Es sólo una excusa para ganar cupos y representar a nuestra literatura en las diversas ferias del mundo. Ahora no sé si esa literatura de élite. Como la llamas. Verdaderamente es la literatura que más se lee en el Perú. Y de que hay huele pedos, los hay de todas maneras jajaja.





8. ¿Quiénes son los Pop star literarios del Perú?




Eso es complicado, porque tendríamos que hablar de círculos literarios determinados. Hay un pop star en cada región, universidad y revista…umm…ahora hay otros que son los más…digamos…populares, ahí están; Vargas Llosa, Jaime Bayly, Oswaldo Reynoso, Beto Ortiz; aunque no con la misma calidad literaria, pero ahí están…Sabes estoy seguro que los que hemos leído más de una novela de Vargas Llosa no llenamos ni un estadio pequeño como si lo hicieron Los Chapis…la literatura jamás será lo suficientemente popular, gracias a Dios, sino tendríamos una sociedad…terrible…una sociedad de locos…además también necesitamos zapateros, panaderos, físicos, astronautas…siempre me he preguntado si la sociedad también necesita de criminales…en fin...no lo sé.



9. ¿Porque crees que ellos lo son?



Porque están en boca de todos. Esos todos son pocos; pero son.



Y la Literatura es….




10. ¿Porque crees en la literatura?



Mira no creo que la literatura cambie el mundo, pero si que cambia un pedacito del mundo. Creo que si una novela, un cuento o un poema cambian a un solo hombre o una parte de él, con eso ya tenemos bastante; aun si ese hombre sea el mismo que la escribió. Sabes la literatura de consumo masivo esa si me preocupa y creo que ella es nociva no sólo por lo aguada y atrofiante sino porque reproduce ciertos prejuicios, creencias y tabúes. La mierda es adictiva. Cuidado.




11. Tú mencionaste, que sin esfuerzo no hay literatura. ¿Quieres decir que lo espontáneo, lo natural, lo que no es procesado por la mente y los sentidos, no es literatura?




Cuando se supone que la literatura es arte, es exactamente eso: espontáneo, natural. Creo que para hacer literatura hay que meterse a fondo. Leer leer, escribir escribir y vivir vivir vivir. Cortazar decía que en su literatura trataba de pasar lo menos posible por el conciente, iba del inconciente al papel. Pero nadie me va a negar el profundo conocimiento que tenia sobre literatura y lo culto que era, y eso era porque había sistematizado muy bien su conocimiento. Eso toma tiempo, esfuerzo y un profundo compromiso con la literatura. Y su literatura es divertida y espontanea.



12. ¿Qué piensas de aquellos artistas, en las que su vida es la obra de arte y no su trabajo literario?



Que de ellos se harán hermosas biografías, novelas y hasta poemas y creo que eso está bien.



13. Mencionaste el malditinismo” de esta generación, en la que un gran número de escritores o seudo escritores, tienen el estigma de poetas malditos. ¿Porque crees que pasa esto?



Está de moda…nada más.



14. “El problema no es si la gente lee, sino “QUÉ LEE” De por si, es difícil poder decir: Esta bien que leas esto o aquello. ¿Pero cómo saberlo?



Tienes razón es difícil saberlo. La mayoría de catálogos de plan lector que acoge uno u otro colegio está equivocado. Yo trabaje de profesor de literatura un par de años. De lo que más me preocupe es de provocar el bichito literario en mis alumnos. Le preguntaba que te gustaría leer y si era extremadamente reacio a la lectura el alumno le preguntaba: si tuvieras la oportunidad de ser otra persona quien serias y según su respuesta le recomendaba un libro. Al principio siempre era cuestionado mi método no sólo por lo inusual sino por lo “políticamente incorrectas” las lecturas que recomendaba; pero lograba mi cometido. Romper el miedo al libro. El placer estético.



15. ¿Qué crees que debamos hacer a favor de la literatura?



Publicar a los clásicos literarios peruanos, que son muchos, en ediciones de papel de lujo y oloroso y regalar a todos los escolares del Perú, sin distinción de raza, credo, clase social u opción sexual.


¿Tienes algún proyecto personal?



La voluntad de leer no nace del aire.



Hace tiempo imagine la solución para eso. Estuve buscando chicos atrevidos o aguerridos para hacer antologías populares de libros artesanales con los poemas que a ti te agradan para compartir con los escolares, porque pedirle a un profesor que te recomiende un libro por ejemplo de Francoise Sagan, cuando este no sabe quien es ella, porque no lee lo suficiente, porque él no ha estudiado literatura sino pedagogía, no es fácil o seguro que sepa de ello, ni que pueda recomendar eso, que mas bien, “si te portas mal”, recién te manda a leer, como un castigo, te presenta a la literatura como un malestar, creándote hasta traumas. Aún así yo creo que si podemos democratizar la literatura, sin ser muy atrevidos, llevar libros artesanales, en los colegios con lo que te gusta, al libre albedrío, lo que a ti te gusta, a mi me gusta y quiero compartirlo. Desde el momento que un chico se siente tocado por un poema, ya le creaste el bichito de la literatura. Si hablamos de apoyo por parte gobierno, no lo más seguro es que no se dé. La mayor certeza esta en nosotros.



lunes, julio 18, 2011

¿Por qué Neruda y no Martín Adan?

La pregunta se la responde la poeta Pollarolo en su escueta columna de lunes en el diario Peru 21.



La semana pasada preguntaba: ¿Por qué se escogió Alturas de Macchu Picchu, del poemario Canto general de Pablo Neruda, en los homenajes realizados para la celebración de los cien años del descubrimiento de la ciudad sagrada de los incas y no La mano desasida de Martín Adán, que también es un canto a Machu Picchu?

Debo rectificar: supe después que en el deslumbrante espectáculo de luces y fuegos artificiales la noche del 8 de julio, Tania Libertad interpretó, acompañada por la Orquesta Sinfónica del Cusco, un fragmento musicalizado de La mano desasida, entre otros temas.

Así, mi tesis se desmoronó, porque lo que yo pensaba demostrar es que el canto nerudiano, emociona y por ello invita, qué duda cabe, al espectáculo. La mano desasida, en cambio, es un viaje al interior del yo, a las profundidades del abismo existencial, desde donde Martín Adán entabla un diálogo con la piedra y la interpela sobre la muerte, Dios, la creación y el propio yo, que está en ruinas:

¡Ay, Machu Picchu maldito!/ ¿Por qué me sigo naciendo?/ ¿En dónde mato el que ni vivo, /Para ser el que no muero?/ ¿En dónde estás, Machu Picchu? /¿Dónde estás, que no te veo? / ¿Estaré vivo?/ ¿Habré muerto?/¿Cómo es la muerte? ¿Cómo es la vida?/ ¿Dónde estoy en tu misterio?

¿Cómo cantar tanto dolor y angustia en un espectáculo de luces y colores preparado para la celebración del orgullo nacional? Me parecía que no era posible, pero Tania Libertad lo cantó. Me hubiera gustado escucharla.

viernes, julio 15, 2011

y dicen por ahí..








"De mí se dirá posiblemente que soy un escritor cómico, a lo sumo. Y será cierto. No me interesa demasiado la definición que se haga de mí. No aspiro al Nobel de Literatura. Yo me doy por muy bien pagado cuando alguien se me acerca y me dice: me cagué de risa con tu libro"

lunes, julio 11, 2011

El derecho de soñar

Otra más de Holden


Siguiendo las pistas del Salinger, mismo Marlowe en las novelitas negras, se colgaran todos los textos sobre el misterioso guardián entre el centeno. Aquí uno, aunque corto (!cómo casi todos los que leo! ¿por qué no se meten a escribir sobre las entrañas del muchacho ese, tan raro como sincero, tan único como valiente y a la vez cobarde e histrionico? Lo que lleva ahí, no muy en el fondo, es lo que esta por encima de las fechas y anécdotas del mismo Salinger. Aun, hoy por hoy, debemos guardar de caer en ese abismo al cual los niños y niñas que cuida el guardián siguen precipitándose.

Adiós a un mito
(Una de las últimas imágenes que le tomaron a Salinger... cómo ven, igual que su antiheroe, era distante de las convenciones...)

J. D. Salinger no era un escritor sino una religión. Es lo mejor y lo peor que puede decirse del autor de El guardián entre el centeno, un libro que desde su aparición en 1951 convirtió a legiones de lectores en posesivos devotos de un misterio, el de sus personajes y el suyo mismo. ¿Quién era Jerome David Salinger? ¿Quién era ese tipo convertido en profeta de ese doloroso tránsito llamado adolescencia? En la investigación que Ian Hamilton emprendió en 1983, y que se convirtió en una cruzada del escritor para evitar airear cualquier dato sobre su vida, el biógrafo convirtió el célebre y elocuente silencio de Salinger en respuesta.

Recluido, Salinger no quería que nadie contara su historia, despreciaba las biografías literarias, a los editores, a los periodistas, a los fotógrafos... Holden Caulfield, protagonista de El guardián entre el centeno, hablaba por él: "Si realmente están interesados, lo primero que probablemente querrán saber es dónde nací, y cómo fue mi piojosa infancia y qué hacían mis padres antes de tenerme a mí, y toda esa basura del tipo David Copperfield, pero no tengo ganas de entrar en eso, ésa es la verdad".

La verdad: Salinger-Caulfield era lo auténtico mientras el resto era lo falso. Y toda la verdad y cada una de las claves para entenderla estaban en sus libros, en Franny y Zooey, en Los nueve cuentos y, por supuesto, en El guardián entre el centeno.

Un niño rico judío de Manhattan que había nacido el 1 de enero de 1919. Un buen alumno, menos en aritmética, que en 1934 fue inscrito por su padre en la Academia Militar de Valley Forge. A los 15 años empezó a escribir. Le gustaban el teatro y el periodismo. Un compañero de curso declaraba años después a la revista Time: "quería hacer cosas fuera de lo convencional. Pasaba horas sin que nadie supusiese dónde estaba o qué hacía. Aparecía, simplemente, a la hora de las comidas. Era simpático, pero de esos que si organizabas una partida de cartas no se apuntaba". Como Holden Caulfield, fue capitán del equipo de esgrima, una actividad integrada en Arte Dramático.

Cuando Salinger sale de la escuela militar empieza a escribir y a viajar a Europa. "Parece indudable que en los primeros dos meses de 1938 estuvo en Viena y es muy probable que presenciara directamente la acción violenta de las turbas callejeras nazis", escribe Hamilton. Al volver a EE UU se inscribe en el Ursinus College, de Collegeville, Pensilvania. Era un solitario que impresionaba a las chicas: alto, moreno, neoyorquino, enfundado en un abrigo negro, de modales mundanos y cáusticos. "Proclamaba abiertamente que un día escribiría la Gran Novela Americana. Jerry y yo nos hicimos muy amigos, en gran parte porque yo era la única que realmente creía que lo haría". Así le recordaba Frances Thierolf, Franny, uno de los nombres fetiche del escritor y que además, de casada era, para mayor casualidad, Franny Glassmoyer. "El día que me casé me escribió para decirme que era el apellido más cómico que había oído nunca".

Su primer gran éxito fue el primero de los nueve cuentos, en 1948, Un día perfecto para el pez plátano, en el que aparece su héroe suicida, Seymour Glass. Entre ese relato y la publicación de El guardián entre el centeno distan tres años de trabajo constante. Cuando publica su novela huye a Gran Bretaña, le asusta lo que puedan escribir sobre él y sobre su personaje. Pero las críticas son más que buenas y su nombre empieza a ser públicamente reconocido. Vuelve a Nueva York y por un breve espacio de tiempo disfruta de la fama, de breves romances y de los círculos literarios de la ciudad. Pero el desasosiego crece y el anonimato empieza a obsesionarle. Empieza la leyenda y con ella la huída y el silencio. En la edición conjunta de Los nueve cuentos una cita de Un Koan Zen abre el libro y con ella la única certeza que nos ha dejado J.D. Salinger: "Conocemos el sonido de una palmada de dos manos, pero ¿cuál es el sonido de la palmada de una sola mano?".

domingo, julio 10, 2011

Poema de Miguel ildefonso

Spunk

Ella era una punk.
Estaba en el suelo,
en la basura
de la pared trasera de un edificio del Centro.
Bebía un trago letal, pero lleno
de Iluminaciones de Rimbaud,
Paraísos Artificiales de Baudelaire,
y algo horrísono de Juan Ojeda.
Su vida había sido un rock
con la cara en la ventana
tratando de escapar de una fuerte manifestación
del alma

La ciudad empozada de llanto, la ciudad sin Dios,
un coro de autos estrellados
en el corazón de un perro tirado en la pista.
La desilusión se apoderó de sus pupilas,
navegó hacia costas oscuras
donde extraños hombres la tomaban de la mejilla,
donde dejó su silueta en los ladrillos rojos
de todos los crepúsculos.

Lo había agotado todo.
Su vida duró como la niebla
avanza en el primer día de invierno.
Sí, su sueño fue probar la lengua
de otro sueño, y luego dejar que suene la radio
toda la noche.
No tuvo fin, ella no tuvo deceso,
apenas fue como una gota del cielo sin lluvia.

Entrevista a Carolina López, viuda de Roberto Bolaño

La compañera de Roberto Bolaño, amiga en las buenas y malas en Blanes, madre de Lautaro, Carolina Lopez, nos da un retrato personal del gran escritor. Una entrevista, sin metaliteraturas, sino con intimidad. Extraído del blog de García Madero (¿?) donde se condensa casi todo la información que usted necesita saber sobre este escritor post-punk, heroínomano, engreído de Susan Sontag, desarraigado de los escritores lationamericanos pero sumido ya en en Canon. Un detective salvaje. Todo por cuenta propia.




En julio, Patti Smith estrenaba en España su tema Black leaves. "Hojas negras, hojas negras, hojas negras están cayendo…", ante una audiencia hipnotizada. Le acompañaba a la guitarra un joven con melena a lo Bob Dylan, Lautaro, hijo de Roberto Bolaño. Días antes, Patti Smith había querido conocer a la familia del escritor. La cantante, que acaba de ganar el National Book Award por su libro Just kids, tuvo que emplearse a fondo para vencer la resistencia de Carolina López, reacia a tener cualquier protagonismo. Le acabó de convencer la pasión de la cantante por la obra de su marido y, meses después, en Madrid, Patti Smith le dedicó la canción Wing. "Yo era una mariposa en el cielo azul/ elevándose sobre el océano,/ elevándose sobre España/ y me sentía libre, sin necesidad de nadie,/ y era hermoso/ era hermoso".

Han pasado siete años desde la muerte del autor de Los detectives salvajes y Carolina sigue viviendo en Blanes, intentando salvaguardar su vida anónima y velando por sus hijos y la obra de Bolaño. Durante estos años, la familia, alejada de las intrigas de la industria editorial, ha sufrido en silencio injurias e infamias, proclamadas sin conocimiento de causa. Sólo ha hablado con la prensa en tres ocasiones, y siempre a través de comunicados: para desmentir la adicción de Bolaño a la heroína, cuando el bulo llegó a la prensa norteamericana; para expresar su desacuerdo con el rostro de Hitler en la portada elegida por Seix Barral para La literatura nazi en América y para aclarar que no había ningún contrato cinematográfico vigente del libro Los detectives salvajes. Ahora, con motivo de la publicación de Los sinsabores del verdadero policía, ha querido conceder a La Vanguardia una entrevista.



¿Cómo se conocieron?
Nos conocimos en Girona en 1981, Roberto tenía 28 años y yo, 20. El invierno de 1984 comenzamos a vivir juntos. En 1985 nos casamos y ese verano fuimos a Blanes para que Roberto trabajara en la tienda de bisutería de su madre, Victoria. Ese mismo verano yo empecé a trabajar en el Ayuntamiento y eso hizo que nos estableciéramos de forma permanente en Blanes.

¿Cómo era Bolaño?
Roberto era una persona muy inteligente, con una memoria prodigiosa y una curiosidad inagotable. Dulce y cariñoso, con una capacidad lúdica que abarcaba toda clase de juegos. Gran conversador. Al mismo tiempo era una persona muy exigente en sus concepciones éticas que difícilmente perdonaba actitudes desleales. Leía mucho. Era un gran lector, clásicos, poesía, ciencia-ficción, de todo. Le fascinaban también las guerras mundiales, las estrategias, tal vez, porque su abuelo era militar. A veces me enfadaba con él porque se ponía a jugar con Lautaro hasta entrada la noche juegos de estrategia. Se enfrascaba en ellos y perdía la noción del tiempo. Como en el juego, en la literatura, en el amor, en la amistad o enemistad, en realidad ante la vida, tenía una actitud vital completamente desmesurada y esto hacía muy divertida e interesante la vida en común, también muy complicada.

El fracaso es una de las ideas recurrentes en su novela.
Porque él experimentó el fracaso como un caso propio. No empezó a publicar en una editorial importante hasta los 43 años y eso es terrible para alguien que desde los 17 ó 18 años vivía la literatura o que creó el Infrarrealismo en México. No es verdad que viviera de los premios literarios. La mayoría tenía dotaciones miserables, apenas le daban dinero; en todo caso, dosis de moral cuando los ganaba.

Me refería al fracaso de la izquierda revolucionaria.
El fue un hombre adscrito a la izquierda y entregado al sueño de la revolución. El mismo relata su viaje al Chile de Allende para vivir la transformación de su país. Su desengaño también está narrado por él mismo. Creo que ese desengaño ha marcado toda una generación y en su caso es una constante de su literatura.

¿Llegó a tiempo de paladear el éxito?
Tuvo tiempo de disfrutar el reconocimiento. Tuvo la tranquilidad de saber, por fin, que todo lo que escribiera se iba a publicar. Es algo que hay que agradecer a Jorge Herralde. Pudo también saberse muy valorado por la crítica literaria y por algunos de los escritores que había leído con atención desde hacía años, como Pere Gimferrer, Enrique Vila-Matas o Susan Sontag. Pudo recibir premios importantes...

¿Le cambió?
No le cambió. El reconocimiento le puso en contacto con otros escritores contemporáneos y con el ambiente literario de Barcelona: le permitió conocer a mucha gente, pero sus prioridades y su cotidianidad siguieron iguales.

¿Ha tenido problemas contractuales con el editor?
Sí, los hubo, y eso explicaría algunos de mis movimientos iniciales. Ahora están resueltos y no es adecuado hacerlos públicos.

¿Qué instrucciones le dio Roberto Bolaño antes de morir?
Estaba muy preocupado por el futuro de nuestros hijos. Lautaro tenía trece años y Alexandra, sólo dos. Me dejó los cinco disquetes que contenían los cinco libros de 2666 y dejó el encargo de publicarlos por separado a razón de uno cada año para capitalizarnos y salir adelante. Pero sabiendo que Roberto la consideraba una única novela y que quería publicarla íntegra en un solo volumen no se planteó otra posibilidad. En los meses de espera del trasplante, para Roberto era importante hablar y darme instrucciones de lo que tenía que hacer si las cosas salían mal: repetía hasta el hartazgo que no olvidara que todo lo suyo era de los niños y mío y que nunca tuviera duda sobre ello, cómo tenía que ser el entierro… Lo planteaba todo con una naturalidad absoluta, con un sentido del humor muy propio en él, pero fuera de lo común, se reía de todo. Lo recuerdo riéndose con Lautaro: "Si me muero, cuando nos volvamos a ver tú serás más viejo que yo". Para mí eran conversaciones dolorosas. Ahora se las agradezco, me han ayudado mucho y creo que a Lautaro también.

¿Nombró Bolaño albacea literario?
No, no. El albacea literario es una figura jurídica y Roberto ni lo puso por escrito ni mencionó jamás esa posibilidad. Roberto sabía que yo no estaba metida en el mundo editorial y por eso me dijo que, si necesitaba ayuda, recurriera a su amigo Ignacio Echevarría, crítico literario que entonces publicaba sus reseñas en El País. Esto consta por escrito en la Nota de los Herederos de2666 que se publicó en la primera edición de esta novela. Le pedí ayuda para que hiciera un inventario. Antes de esto, por iniciativa propia, él preparó el libro Entre paréntesis y, tras el inventario, El secreto del mal. Su trabajo de apoyo a la edición de 2666 corrió a cargo de Jorge Herralde. En realidad, él ha sido siempre una persona próxima a la editorial. Que se afirme que Roberto nombró albacea a Ignacio Echevarría es un malentendido, que creo él ha intentado desmentir más de una vez. Roberto tenía muy claro que en caso de que las cosas fueran muy mal, iba a ser yo y después sus hijos los responsables de su obra. En la última entrevista que concedió a Mónica Maristain, quince días antes de ingresar en el hospital, cuando le preguntan: "¿Cuál es la opinión en torno a su obra que más valora?", él responde "mis libros los lee Carolina y después Herralde y después procuro olvidarlos para siempre".

¿Cómo vivió tantos años de ninguneo?
Roberto no necesitó publicar para tener la convicción de que era escritor y que su obra era importante, prueba de ello es que nunca dejó de escribir y de guardar todo aquello que escribía. La falta de reconocimiento implicó falta de dinero y vivir al margen de lo socialmente admitido. Cuando se vive pobremente, el dinero no tiene tanta importancia. Roberto fue un hombre muy valiente, sólo quiso vivir la literatura creando su propia obra. No podía renunciar al sueño de sentir la literatura como su destino, esto es lo que lo hace maravilloso como hombre y como escritor, esa pasión se transmite en su literatura.

¿Le ha defraudado mucha gente?
Más que hablar de la gente que me ha defraudado quiero hablar de los amigos que durante estos años nos han apoyado, algunos con su presencia constante y otros desde la distancia: Enrique Vila-Matas, Paula, A. G. Porta y Anna, Rodrigo Fresán y Ana… y otros que no doy sus nombres porque no son públicos.

Su silencio ha dado pábulo a muchas leyendas.
Mi silencio responde al respeto hacia Roberto, a mis hijos y, por supuesto, hacia mí. Ha sido muy complicado para nosotros situarnos ante Roberto, como un personaje público. Su ausencia lo marca todo, puesto que muchas de las cosas que se dicen no se atreverían a decirlas si él estuviera. Cualquier persona puede decir y reinterpretar su vida, algunos correos electrónicos se convierten en la base de una gran amistad, una relación profesional en una amistad íntima. Los ejemplos podrían ser muchos, pareciera que quien quiere, puede publicar cualquier teoría sobre su vida privada. Yo siempre he confiado en la inteligencia y el sentido común de las personas y no he perdido esa confianza, creo que la gente sabe discernir entre la verdad y la mentira. Esto no evita que para nosotros pueda resultar doloroso. Mantengo una actitud muy rigurosa para preservar la intimidad de mis hijos y la mía. Está claro que lo público de Roberto es su literatura, y de su vida personal, todo aquello que él quiso compartir; si leemos sus entrevistas, veremos que Roberto habló mucho de su vida privada.

¿Cuál es este legado? Desde su muerte han salido varios libros.
Al morir Roberto, encontramos cajas con una cantidad ingente de manuscritos, notas, proyectos, sobre todo de poesía, documentos mecanoscritos… Mucho de este material está escrito a máquina mecánica, lo que nos ha facilitado datarlo, porque en 1993 se compró una máquina eléctrica y en 1995 compramos el ordenador. Además, están los archivos informáticos y muchas páginas impresas con la letra del ordenador, pero que Roberto ni guardó en disquete ni en el disco duro. Hemos iniciado el proceso de clasificación de todo el material y hemos hecho una primera lectura. Estamos en fase de estudio.

¿Los Sinsabores del verdadero policía es la última novela?
Es la que trabajó más tardíamente.

¿Qué criterio sigue para dar o no a la imprenta un texto que no publicó su marido en vida?
Cuando un escritor es muy reconocido universalmente, como en el caso de Bolaño, los lectores agradecen que se publiquen hasta sus diarios o su correspondencia, así como ciertos documentos o textos (siempre que tengan valor literario) que hubieran podido quedar inéditos. Todo es publicable, pero siempre aplicando criterios. El principal: respetar escrupulosamente el texto dejado por el autor, así como contextualizarlo para que el lector tenga la información necesaria, e incorporarlo al conjunto de su obra sin que la desmerezca. En el caso de Roberto, dejando al margen2666, puesto que él lo dio como publicable, he coordinado directamente la edición de La universidad desconocida, El Tercer Reich y Los sinsabores del verdadero policía. Además de los criterios señalados, se ha trabajado con textos que en algún momento Roberto consideró finalizados; se ha realizado un riguroso estudio en el archivo del autor de toda la documentación vinculada al texto, garantizando un máximo de información y veracidad. En los tres libros he tenido la suerte de disponer del asesoramiento de excelentes profesionales del ámbito de la edición.

¿Qué le llevó a cambiar de la agencia Balcells a la de Wylie?
Creo que no es el momento de hablar de ello. Sí de manifestar públicamente mi satisfacción por el trabajo de la Agencia Wylie.

¿Queda algo más publicable?
Hay que esperar a terminar un estudio completo y profundo para responder con seriedad.

¿Qué hará con los archivos?
Es una decisión que me gustaría tomar con mis hijos, y para que esto suceda quedan algunos años