Ante la decidía de las autoridades y los estudiantes, un texto disidente frente a la "celebración" de los 50 años de la Universidad Villarreal
Ahora que se alistan las guirnaldas, los bailarines ajustan sus pasos sobre las baldosas y los pasillos encerados relucen, un ligero rescoldo de esperanza se levanta detrás de los pilares que sostienen la facultad. En medio de la algarabía por los cincuenta años de soledad de la facultad, aparece el eterno aguafiestas. El motivo de la protesta estudiantil no responde a un capricho fundado en la vanidad, ni mucho menos es el escudo contra los compromisos que como Universitarios llevamos decididamente entre las cejas, blindados con el fulgor de un sueño. No. Nuestra voz se refugia y toma fuerza en un documento legal, que dicho sea de paso hace mucho tiempo ha sido relegado al olvido y utilizado solo para fines personales: La ley Universitaria 23733 específicamente en el artículo dos de las disposiciones generales; “Realizar investigación en las humanidades, las ciencias y las tecnologías, y fomentar la creación intelectual y artística”.
La disposición y la nobleza de este artículo han quedado -en parte por culpa nuestra- y también debido a la funesta dirección de las autoridades- en los extramuros de la conciencia colectiva. Mas ahora, las cosas empiezan a cambiar, y mientras las autoridades alistan la voz para los discursos sometiendo la garganta a sinuosas gárgaras de ajos, un puñado de muchachos ha decidido afrontar esta situación desgarradora frontalmente, dando la cara, respondiendo a todas luces con argumentos sólidos demostrando que “NO ESTÁMOS POR DEBAJO DEL NIVEL INTELECTUAL DE NADIE” como se atrevieron a decirnos en la cara. Como el coronel Aureliano Buendía protagonista de “Cien años de soledad” pelearemos todas las batallas posibles.
Ahora exigimos (como en su momento lo hizo la UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ), el reconocimiento de nuestra voz, la pronta escucha y atención de nuestro pedido que es -como todos los demás estudiantes del Perú- participar de una EDUCACIÓN DE CALIDAD, DESPROVISTA DE IMPROVISACIÓN Y EUFEMISMOS, REAL Y LUMINOSA CRÍTICA Y SEVERA ANALÍTICA Y ROMÁNTICA EN EL SENTIDO TRANSFORMADOR DE LA PALABRA. Por eso a pesar de la indiferencia de muchos que solo llegan a la universidad- en su derecho, en su repudiable derecho- a sacar 20 y anegar las boletas de notas engañosas, decidimos hoy manifestarnos, luchando con el hálito de nuestros sueños. Estamos aquí para defendernos, para no dejarnos arrancar las últimas migajas de ilusión, hoy que se cumplen con celebraciones superficiales, cincuenta años de soledad.
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