Instrucciones para besar insomnio durante el mujeres
Entiéndase que cada
mujer es un mundo distinto. Cada par de labios es una combinación irrepetible.
Ninguna mujer puede tener la misma forma o contextura de labios. Así que cada
beso es un acto improvisado, que se vuelve a improvisar dependiendo de los labios,
y que se vuelve a reimprovisar dependiendo de la mujer a besar. Pero cuando hay
insomnio, no importa nada esta cursilería. Bese; aunque se calme o se
predisponga al coito, terminará usted durmiendo como Baudelaire un fin de
semana.
El lector puede considerar
ciertas pautas basadas en experiencias personales, literarias, oníricas,
orgásmicas. Todas heterosexuales. El mismo lector sabrá que las instrucciones
no se tomarán como mandatos, sino como planes de emergencia.
1. Límpiese las legañas.
A menos que padezca de insomnio diurno, cite a la mujer en las horas más
entradas de la noche, cuando las nubes estén pintadas de color cabello peruano.
El ambiente será más despejado y, sobre todo, el sudor no recorrerá su frente.
2. Busque el
acompañamiento de la luna. No porque las energías cósmicas contribuyan al
estímulo carnal, sino porque los rayos lunares disfrazan cualquier imperfección
cutánea.
3. Sitúese a dos pasos
de la mujer, como si fueran a besarse de puntillas. Éste es un recurso válido
en caso de que se perciba alguna tufarada insoportable. Aunque también le
permitirá saber quién se acerca más a quién, si usted a la mujer o la mujer a
usted. Así podrá darse cuenta de quién está más interesado en compartir saliva.
4. Mírela de frente a
los ojos. Si ella le corresponde, luche. Enfrente sus ojos contra los de ella
hasta forzarla a parpadear. Entonces, usted dispondrá de doscientas ochenta y
seis milésimas de segundo para verificar si ella usa o no rímel, extensiones de
pestañas o algún artificio estético desmesurado que a simple vista pasa
desapercibido. De ser así, huya en el acto: si la mujer se ha tomado todo ese
trabajo cosmético es porque busca una relación duradera. Si usted también busca
eso, quédese, quiérala y luego pídale prestadas las pestañas para su propio
uso.
5. No le vea los labios
hasta que la bese. Por lo general, las mujeres tienden a poner muecas ridículas
al momento de recibir un ósculo. Si usted no quiere verle los labios en forma
de volcán en erupción o de bomba Hiroshima o de pista limeña, cierre con fuerza
los ojos. En este caso, no se preocupe por si se mancha con pintalabios. Las
mujeres que se pintan los labios en una cita corta esconden ciertos fines
sexuales o efímeros. Nada mejor.
6. Dientes adentro con
la lengua atrincherada entre ellos. Un golpe seco de dentaduras sería muy
ingrato y altisonante, al igual que un roce inicial de lenguas no hará más que
atraparlas y morderlas con los dientes. Será tan doloroso que hasta el llorón
de Werther se reirá de usted con grandilocuencia.
7. Si va a respirar,
disimule. Un beso no tiene por qué ser una caldead disputa por el oxígeno,
además de un molesto resoplido continuo en el maxilar superior. Entiéndase
también que el invierno ya duerme bajo la sábana, y que las secreciones nasales
resbalan con facilidad, como si quisieran encontrarse unas con otras. Pero ésa
no es la finalidad.
8. Que las pasiones no
se conviertan en salivas. Un beso tampoco es un enjuague bucal. Recuerde que su
acompañante ya se cepilló los dientes. Que su lengua no vuelva a hacerlo. Pero
si ambos deciden inundarse de saliva, mande por un tubo este texto y bese lo
más ensalivadamente posible. Si hay consenso, ya no entra a tallar la
asquerosidad ni el morbo ni cualquier convención humana.
9. No es de mal gusto abrir
los ojos durante un beso. No lo tome como un rompimiento de la privacidad, sino
como una escapatoria a esa ceguera temporal que es el ósculo.
10. Durante el beso, la
mujer deja de ser un par de mejillas suaves, un cuello salado, un par de senos
duros, una cintura digna de calibrar, un par de nalgas acorazonadas. La mujer
pasa a estar conformada sólo por esas dos almohadillas rosáceas donde bien
usted podría dormir y curarse del insomnio si no fuera porque luego empiezan a
morderlo, a juguetear e inventar toda laya de artilugios para pedirle más
participación en el acto.
11. Si el beso fue tan
interesante o adictivo como Sólo para fumadores o un libro escrito por Bryce
Echenique estando sobrio, no deje ir a la mujer tan fácilmente, saque una nueva
cita con ella y conozca su “consultorio”. Si el beso fue tan asombroso como un
follero de Coelho o de Camilo Cruz, despídase en seguida y sin beso de
despedida, y piense en los cincos minutos que acaba de perder besando a una
mujer de labios insípidos. Piense que hubiera sido más grato y excitante
besarse el lado opuesto del codo o besar la perilla de la puerta. Recrimínese e
impóngase como castigo una semana completa dedicada al análisis exhaustivo de
los mamotretos de Osvaldo Cattone o de los cuentos de García Márquez antes de
los 25 años.
12. Por último, fúmese
un Marlboro (si puede, un Gauloise o sino un Hamilton) y luego tómese tres
pastillas para dormir. ¿Acaso creyó que el beso la va a curar el insomnio? Al
contrario, el beso intensificará su vigilia; pero, eso sí, servirá para
contrarrestar el poderosos efecto de las tres pastillas para dormir. ¿Y por qué
tres? La primera pastilla lo adormecerá por unas nimias dos horas y después
usted despertará con más insomnio que al comienzo. La segunda lo laxará por
unas cuatro horas más y luego vendrá la misma molestia. Sin embargo, con la
tercera pastilla (efecto tripartita) usted no se despertará sino hasta la hora
de dormir del día siguiente. Entonces se repetirá el dilema. Así que un beso
bastará para mermar el efecto tripartita, con lo cual usted dormirá desde las
típicas 7 horas recomendadas por Varguitas hasta las 10 ó 12 horas recomendadas
por Bukowski.
Por Joy Godoy
1 comentario:
Jajaja... Buen texto.... Sesudo y confianzudo... como debe ser siempre un buen texto... Omar
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