Alizé. No
olvidar la tilde, sino no sería Alizé, sino Alize. ¡Y no! Dejarla sin esa
tilde, es dejarla sin su sombrero bombín, entonces ya no sería Alizé
felicidades, sino Alize sin sombrero, embaucada, robada y violada. Si, señores,
Alizé dice que Lima la viola. Yo siempre le digo: No, Alizé, ¡Lima es una
fiesta! Y ella me repite, no no Consuelo, Lima me viola, es muy canalla, y
aunque yo parezco una punky aguerrida y mala, porque sí, yo soy mala, pero
también soy mujer, dice Alizé. Yo entrego sueños, yo regalo poesía al caminar,
y toda esta sensibilidad solo me sirve para ser golpeada. Ay de mí. Consuelo,
¿Vallejo era un llorón emo, no? Entonces yo ofendidísima por el Señor de los
húmeros muertos, y las bancas donde se sienta a verse solo, la empujo, le quito
el sombrero bombín y corremos, y salimos y reímos a emborrachar la ciudad.
Porque somos jóvenes, y aún, a pesar de todo, somos libres.
Fue un día así
que corriendo, ella tropezó con un joven, ella pensó que era un poste y como es
contreras no quiso que el poste la tome por sorpresa y solita se abalanzo sobre
él, pero no, no era un poste, era un chico muy delgado con una gabardina que le
cubría hasta los pies y como Alizé es miope y otra vez, la misma chiquilla que
nos quiere joder a todos, dándonos la contra, se volvió a joder, por no querer
ponerse los lentes. Y se abalanzo y así fue como perdió la vida. No, el hombre
no la mato por el empujón ni por el susto, el joven la enamoro y ella se murió
de tanto amor.
Narrare esta
historia, siendo breve y maquiavélica, para que sienta cada palabra, para que
le duela seguir leyendo.
Ella cayó al
piso, el voltio asustado, la vio sentada,
tratando de verle el rostro, entonces el dándose cuenta de su falta de
claridad, le cedió sus lentes, que oh sorpresa, eran de la misma medida. Ella
se los puso y entonces era él quien mientras se presentaban ponía cara de topo
ciego, Alizé no resistió más y le devolvió los lentes y así cada cinco minutos
ambos eran víctimas de una extrema cortesía
y bochornos – de parte de Alizé – por el intercambio ya tan jocoso de
los lentes, mientras transitaban por una calle de la que no importa el nombre,
cuando se transita flotando i sin lentes para ver el nombre por donde se flota
tan bien i tan ligero.
Anduvieron,
anduvieron y bebieron. Y se amaron, y ambos se dijeron: Esta noche es nuestra
noche. No todos los días me disfrazo de poste i ella contesto no todos los días
soy tan ciega.
por Consuelo Solís
3 comentarios:
excelente crónica!
yo chateo con Alizé, ahora me veo sugestionado a conocerla a fondo como dirian sus dos adorables que ahora tambien son mis dos adorables amigas nutty y regina =P
¡que pequeño el mundo es!
Rico pasear por la calle.
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