Sobre TAJO:

“Somos aficionados a la poesía. No somos profesionales. Que eso quede bien claro, pues una buena parte de nuestra crítica es potenciada desde esa perspectiva, desde esos campos abiertos que supone tal condición". (Roberto Bolaño)

viernes, junio 15, 2012

Armando Arteaga


Como adelanto del TAJO 6, les dejamos un texto de Matías Aznar sobre el poeta caleta Armando Arteaga.  



Terra Ígnea   /  Armando Arteaga





Encuentro
Camino con tres soles en el bolsillo. En mi mente se bamboleaban versos de los setenta. Necesito existir más lejos de mis pasos. La ciudad es un concierto desafinado. Y otra música dentro de mí, otro transito, resuena estridente. Quiero huir. Ser libre.
Una librería de Cailloma con Jirón Quilca. Perfecto. Repaso los anaqueles, consulto precios y –tras revisar mis monedas - mascullo una mentada de madre. En Lima, donde nadie lee, los libros son caros. Escarbo en la ruma de “tres Soles” Sin tristezas leo los títulos: viejos manuales de medicina, diccionarios en alemán, Ña Catita y demás... Y, de pronto, la epifanía.  
Por el grosor intuyo que se trataba de poesía. Los poetas son unos vagos que escriben poco. Inventaron los haikus ante su incapacidad de ordenarse. Inventaron los poemas ante su incapacidad de vivir. Lluvia editores. Poesía peruana. Ansioso, reviso las páginas y busco el índice. A. A. no me suena de ningún lado. Leo el prologo de Roger Santiváñes. Me animo.  Conozco de oídas al grupo Kloaka. La Kloaka de Hora Zero. Muchachos desaliñados de los 80tas.
Detesto a las personas que venden libros dedicados. Esté esta dedicado ¿Quién será el profesor Relles? Vendido y rematado a tres soles: el destino de la poesía. Las líneas inquietan. Intento una rebaja, inútil. Intento robarlo, más inútil.  Lo compro. Y regreso a caminar, solito, por Lima.

Poeta insular



Mi deber es escribir en libertad, sentencia Arteaga. Y aunque sea un verso suelto, parece cuajar dentro de su actitud. Por edad, relaciones y tiempo debería pertenecer a la generación del 70. Pero no milito en ningún grupo literario. No figura en ninguna antología “respetable” Es arquitecto de profesión, cineasta y poeta porque no le queda de otra. Su primer poemario aparece con tardanza –siguiendo la tendencia de publicar estrenados los 20 (Heraud, Calvo, Watanabe, Oquendo de Amat…)- Callejón sin salida se publica en 1982. Treinta años. Sin embargo, incapaz de huir del influjo setentero-hippie-social, lo usa como arcilla y logra un poemario al filo de la ruptura 70 y la exploración suicida: Terra Ígnea (2004) Colagge de la contra-cultura, del mundo underground, mezclada con influencias del cine europeo, jerga peruana, música setentera, salpicado de oralidad. De total desparpajo y arraigo social. Surgen guiños de Vallejo, Juan Ramírez, Kenneth Koch, entre otros; todos bajo un pulso dulzón y deschavado: “El dadaísmo ha muerto/ el nadaísmo vende baratijas/ Nosotros/ somos esa nueva manera de mirar….” Y más abajo: “crear el nuevo idioma/ de la acción a la irrupción”
Es influenciado e influenciante. Y esto lo agradecemos. Releo lo anterior: que lejos suena todo de sus poemas, de la poesía (en minúsculas), no haría más falta que leer uno de Terra Ígnea para que todo quede claro. Como dijo Sabina, por influencia de Octavio Paz: vivir sencillamente.
Sigamos. Da la sensación de no ceñirse a ninguna estructura más que la búsqueda de su propia poética. Estira sus versos  como le da la gana.  La libertad es lúcida y lúdica (El aguaplop, plap…/ jugando a la berlina, desolado el te-/ jado, asustando al gato), y parece que no se acaba nunca.  
Otras vueltas por la realidad


Tierra Ígnea, caliente, volcánica y, ante todo, nostálgica. Para Santibáñez esta es la palabra clave del libro. Aunque no sé  cual sea la palabra clave, pues el libro es una explosión de muchas posibilidades. Puede ser un libro de amor contrariado. De amor desarraigado, de amor imposible. A.A. regresa a los malecones donde amo a muchachas desesperadas, retoma el curso de sus recuerdos pateando latas, fumando sus versos, como la única salida posible. Dar vueltas por Lima entonces es algo parecido a la soledad. Y da vueltas por los poetas (menciona a los muertos/recuerda a los vivos) No hay más vueltas y Armando lo sabe: El tiempo es una inmundicia/ La poesía es ahora una muchacha/ encontrada en un cubo de basura/ Ya no es posible el sueño, oscurecerse/ Tardarse, amanecerse/ Despertarse- circunstancialmente- en un parque/ Todos los días me levanto con guerrillas/ Miro a mi alrededor/ No encuentro a nadie… Pero también se incluye dentro de los cantos contra la sociedad mercantilista. En el poema TACORA MOTORS se desliza el reclamo -sin aspavientos ni poses- contra los humanos chatarra, los humanos marca, los humanos objetos.
Entre la guerrilla y el amor, no existe un lugar donde ir, hay mujeres y largas avenidas. Es difícil caminar sin amor, pero más aún amando. Mejor meter las manos. Piensas. Están las mujeres: compartieron arena, sol y tibieza de la tarde. Hoy se guardan pequeñitas en letras negras. Cruza otra avenida (Me alejo por la autopista/ Mi ruta/ -imán de las imágenes- / La ciudad de noche/ Un gestos algo indiscreto/vida veloz/ Viajo en algodón, patino en la lluvia) Cruza playas, caleteando hasta el amanecer (Sabes… Neruda también estuvo aquí)
Buscando a uno de esos dinosaurios sabios que no van a desaparecer (Enséñeme a escribir este poema –viejo- / Aprenda a escribir, no joda, observe/ primero el universo, usted es muchacho todavía/ cada cual mata las pulgas como puede)
Cómo dijo José Coronel Urtecho “Cuando ya nada pido/ y casi nada espero/ y apenas puedo nada/ es cuando más te quiero”  

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