“La poesía es mi mujer
Le he dado todo
No me puede fallar”
Juan Ramirez Ruiz Dixit — Mario
Santiago Papasquiaro
¡Tumbarse!
¡Erguirse!
¿Qué
paso?
Qué
cosas pasan, a las seis de la mañana, por la cabeza de un joven
estudiante
de periodismo, amante, 24 años y sin razón alguna
¿qué
pasaría por su cabeza?
para
relinchar como un caballo
y
tropezar para no detenerse por toda la avenida Tacna. Y Wilson. Y seguir
hasta
que sus pasos dejen de ser el chasquido de la indiferencia,
pero
¿qué pasaría por su cabeza?
¿en
qué estaba pensando?
Cuando
se dejó penetrar y eyacularon en su pecho
y
lo sacudieron
y
comenzó a creer en los amores del 68
y
en las uñas desafiantes de unos cuantos poetas ignotos.
¡Tumbarse!
¡Erguirse!
¿Era
un ejercicio vital?
o
la pirueta de una bestia incontrolable
de
aquel que busca sentirse vivo, a cuestas de una familia provinciana.
Él
es la maquina
la
que no pensó en consecuencias y se dejó llevar por amores sórdidos y libros
cochambrosos
la
alimaña rastrera que surca litros y litros de alcohol
y,
libros y libros de poesía del siglo XX
a
sabiendas y reprimendas
de
que todo lo ya devorado, es todo lo ya devorado.
¡Tumbarse!
¡Erguirse!
Y
no arrastrarse
ni
por comida, ni por un pucho a la seis de la tarde.
Se
supone que no debe arrepentirse
se
supone, pero en qué estaba pensando cuando se le acabó el corazón
y
lo busco en los bolsillos
y
todo ahí dentro era silencio. Oscuridad.
Se
sentó. Vio caer en medio de la sala, la última fotografía de Marlene.
La
preciosa Marlene, la que se limpia las uñas con mondadientes
y
suspira en la facultad más retorcida del mundo
estaba
lejos ahora y la suma de las partes era un total vacío
la
suma de recuerdos, no servían de nada
era
demasiado tarde
para
refregarse los ojos
llorar
llorar llorar llorar llorar… ¿a ver, sigue llorando?… llora llora llora
como
un maricón, pero llorando.
¡Tumbarse!
¡Erguirse!
De
nuevo
¡Tumbarse!
¡Erguirse!
caminando
sin dirección aparente
pero
caminando y no quieto
¿a
la espera de qué?
de
un futuro prometedor, dicen
de
la tranquilidad, dicen
de
no dejarse abollar por las cretinas de 20 años, dicen
de
dejarse de huevadas y trabajar, dicen
todo
eso dicen y no saben qué más decir
pues
ya lo han dicho todo y él sigue escapando
deteriorado
y descalzo
corre
y se permite intervalos de tiempo para sacudirse las mangas y encender otro
cigarrillo
luego
sigue corriendo y, contra todo pronóstico, es feliz
cinco
veces al día.
¡Tumbarse!
¡Erguirse!
Y
terminar de una vez por todas con el ¿qué pasaría por su cabeza?
y
respetar
conocer
enloquecer
a cada segundo con los poemas de JuanRa
hasta
que salga el sol
pero
hasta que salga expectorado de su boca
Y
no preocuparse por lo que sucederá mañana
No,
hasta que sea Lunes, 7 am, sol serrano,
brisa gélida rasgando el rostro
y
unos libros respetables bajo el brazo.
2 comentarios:
Tu siempre de puta madre Omar. Gracias por el sacudon de emoción al leerte.
Consuelo.
Chévere Consuelo...
Manda tus cosas también pe... jajaja
y a ver cuándo bajas pa la jato de Julio... pa unas chichitas... de jora...
Omar
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