Maria Kodama: la viuda, la elegida, la guardiana.
Dice que conoció la maldad cuando se casó. O poco después. Los ecos de la prensa escandalizada por ese matrimonio, que juzgó tan sorprendente como inexplicable, la alcanzaron en las orillas del lago Leman, en la plácida Ginebra, donde asistía a las últimas semanas de la vida de Jorge Luis Borges.
Dice que fue entonces cuando ese mundo íntimo y sublimado que había construido durante años con el escritor quiso ser manoseado y destruido por quienes la acosaron, persiguieron, hostigaron y difamaron. Dice que le guste o no a la gente, ella es la viuda de Borges. Y que le guste o no a ella, muchos van a reprocharle todo lo que haga. Siempre.
Dice que él fue y es la mitad de su alma; que ha sido lo que Héctor para Andrómaca: su padre, su madre, sus hermanos, pero más que nada, "el amor que florece". El perfil que presentamos a continuación lamentablemente carece de su testimonio directo, aunque no de otros. Se basa además en biografías de Borges y numerosos artículos y documentos.
-La familia y Borges
En alguna reseña y en alguna nota periodística se afirma que María Kodama nació en 1945. Su acta de matrimonio con Jorge Luis Borges consigna 1941. Según su partida de nacimiento, sin embargo, Kodama llegó a este mundo el 10 de marzo de 1937. Algún tiempo más tarde nacía su único hermano, Jorge. El padre, Yosaburo Kodama, era japonés y no ha podido confirmarse cuándo exactamente llegó a la Argentina. La hija dice que era químico, pero que no había podido revalidar su título aquí. Fue socio de una empresa de productos químicos. Otras fuentes afirman que trabajaba como fotógrafo. La madre, María Antonia Schweitzer, era hija de un alemán y de una española católica. Según el testimonio de Kodama, ella tenía 3 años cuando el matrimonio se fracturó sin remedio; desde entonces vivió con su madre y su abuela (y, previsiblemente, con su hermano), y vio a su padre sólo los fines de semana. Kodama ha dicho en numerosas ocasiones que no sufrió el trance de la separación, porque nunca vio a sus padres vivir como pareja.
Ha contado también que Yosaburo era sintoísta, es decir, cultor de la religión nacional del Japón. Que podría haber sido su abuelo, pues era unos 30 años mayor que su madre. Que la llevaba a los museos y le narraba impresionantes historias de luchas en Oriente. De su mano, muy pequeña, habría aprendido qué es la belleza, cuando él le mostró en un libro una reproducción de la Victoria de Samotracia. Su padre le inculcó el sentido del honor, el deber y la responsabilidad; de él aprendió que todo está permitido, siempre y cuando uno tome plena conciencia de las consecuencias de sus actos. Ha afirmado la hija que Yosaburo era descendiente de samurais, sin especificar si lo decía en sentido literal o figurado. Como sea, Kodama dijo que Borges estaba fascinado por esa honorable ascendencia japonesa, y que más de una vez le dijo, riendo, que su padre la había educado para él.
Kodama nunca ha hablado demasiado de su madre. Sabemos por su testimonio que la señora Schweitzer hubiera querido ser concertista, pero que se casó a los 17 años con Yosaburo, "demasiado joven", según María Kodama, para quien su madre tocaba muy bien el piano y era muy creativa. María Antonia Schweitzer murió en octubre de 1981, tras una enfermedad fulminante, pero curiosamente su hija afirmó en entrevistas publicadas con posterioridad a esa fecha, que su madre aún vivía. Otra curiosidad es que en la biografía Borges, esplendor y derrota (Tusquets, 1996), María Esther Vázquez cuenta que el escritor nunca entendió por qué María Kodama decía que su padre era mucho mayor que su madre, cuando la diferencia era de sólo 9 años. Otras fuentes han confirmado esta versión.
La abuela materna ocupa un espacio importante en los relatos familiares de Kodama: era una católica que la instaba a ir a misa, le hacía rezar el rosario y se llevaba "como la mona" con Yosaburo. Kodama se había ilusionado con la idea de ser marino, pero la abuela no tardó en intervenir diciéndole que era imposible porque ése era un trabajo para hombres. Entonces fue cuando decidió dedicarse a la literatura: a ese mundo extraordinario que experimentaba cuando su madre le leía cuentos, a esa ecuación mágica entre letras y sentidos.
El eterno ausente de las crónicas familiares es su único hermano, Jorge, hoy jubilado, padre de cinco hijos y abuelo de dos chicos. "Digamos que soy hija única", dijo en una entrevista publicada en 1990. "¿Por qué ''digamos''?" preguntó el cronista. "No creo en los lazos de sangre, sino en otros lazos que me unen a los seres humanos", contestó.
María Kodama dice que supo a los 5 años que Borges existía, cuando su profesora particular de inglés le leyó "Two English poems" (1934), dedicados a Beatriz Bibiloni Webster de Bullrich. A los 12, un amigo de su padre la llevó a una conferencia de Borges. Esa habría sido la primera vez que lo vio personalmente.
Por entonces su vida giraba en torno del estudio; cuenta que no festejaba cumpleaños ni había cultivado amistades. Se sentía distinta a los demás chicos y se aislaba. Además, no la dejaban salir mucho. Ha contado también que a los 16 años (es decir, alrededor de 1953), participó en un seminario de épica que dictaba Borges, y al poco tiempo comenzó a frecuentar su casa algunas tardes. Todavía faltaba mucho para 1975, año en el que Kodama comenzaría a acompañar al escritor en sus viajes al exterior tras la muerte de la madre de éste, Leonor Acevedo. Kodama ha afirmado que desde esa edad, tan temprana, ya no se alejó más del autor de El Aleph.
Alrededor de 1971, tras separarse de su primera esposa, Elsa Astete —a quien al parecer no le molestaba la presencia recurrente de Kodama en la casa—, Borges comenzó a estudiar con ella anglosajón e islandés antiguo. María Kodama se recibió de profesora de Literatura en la UBA, pero no ha dicho públicamente cuándo. Nunca dio cátedra; sí tuvo alumnos japoneses a los que les enseñaba español desde el inglés, y dio clases de literatura a grupos de profesionales. Más adelante colaboró con Borges en la Breve antología anglosajona (1978) y en Atlas (1984); tradujo con él La alucinación de Gylfi, de Snorri Sturluson (1984), y El libro de la almohada, de Sei Shonagon, que además prologó.
-Ella
Borges le dedicó el poema "La luna" y los reunidos en La cifra: "Yo pronuncio ahora su nombre, María Kodama. Cuántas mañanas, cuántos mares, cuántos jardines del Oriente y del Occidente, cuánto Virgilio". Le dedicó también el libro Historia de la noche y Los conjurados.
Desde 1975 María Kodama acompañaría al escritor en todos sus viajes al exterior y comenzaría así a tener alguna presencia pública. A ella le gustaba compartir las anécdotas de esos viajes con la prensa; al leer sus testimonios, uno se olvida de la edad de Borges en ese entonces, de su ceguera y de su estado de salud, que sufrió varios altibajos durante los últimos 10 años de su vida.
Ella le leía, él le dictaba, ella le dibujaba con palabras el mundo que los rodeaba, aunque admite que, en muchos de los lugares que visitaron, la ciega era, en verdad, ella: Borges le contaba su experiencia en los países que había conocido en su juventud y a través de su impresionante cultura le revelaba los paisajes de una manera que ella no podría haber imaginado nunca.
Ella dice que nunca lo sobreprotegió; que de noche le dejaba su ropa al pie de la cama (en los hoteles durmieron siempre en habitaciones separadas) y que le explicaba dónde estaba la corbata, dónde la camisa... En esos viajes, sostiene, se convirtieron en "compinches", aunque nunca se hayan permitido tutearse, y en esos años habría nacido el amor entre ambos; uno silencioso, "especial", que ella no sabe exactamente cómo describir.
Borges eligió a Kodama como heredera cinco años antes de casarse con ella. En agosto de 1979, a poco de ser operado de una prostatitis, había redactado un testamento en el que le dejaba la mitad de su dinero en efectivo y del depositado en bancos del país y del extranjero, a Epifanía Uveda de Robledo, la famosa Fanny, fallecida este año, quien trabajó durante varias décadas al servicio de Borges y su madre. La otra mitad, más sus derechos de autor, iban para Kodama. En noviembre de 1985, poco antes de partir hacia Italia, invitado por la Fundación Verdiglione de Milán, el escritor redactó un nuevo testamento, que excluía a Fanny, la compensaba con una cifra casi irrisoria, y designaba a Kodama heredera universal.
Después de Italia,el escritor ya no regresó a la Argentina. Según Kodama, intuía la cercanía de la muerte y quiso pasar los últimos días de su vida en Ginebra. Tal vez sea éste el momento exacto en el que una Kodama, de perfil más bien bajo, levantó la cabeza y comenzó a hablar en nombre de él. "Desea llevar una vida tranquila, alejada de las continuas declaraciones a la prensa, a las que se veía forzado en la Argentina", le dijo a la Agencia EFE para explicar la decisión del escritor de permanecer en la capital suiza. Lo cierto es que Borges estaba delicado de salud; tenía cáncer de hígado y en enero fue hospitalizado durante 22 días. A fines de 1986, cuando ya era la viuda de Borges, Kodama contaba que durante el día perdía la noción de su enfermedad, porque él no hablaba del asunto y seguía ilusionado con los viajes y el futuro. Pero de noche, cuando llegaba la enfermera que lo cuidaría, la angustia, el insomnio y el llanto se apoderaban de ella.
El 26 de abril de 1986 Borges y Kodama se casaron por poder en la diminuta Colonia Rojas Silva, del Paraguay. A lo largo de los años se han hecho públicas numerosas irregularidades de la partida matrimonial, como los errores en las edades de los contrayentes, la omisión del estado civil real de Borges y con las fechas de los matasellos. ¿Por qué se casaron? Ciertamente, no hacía falta un casamiento para que Kodama lo heredara. Se casaron porque Borges se lo habría propuesto y ella, dice, tuvo que pensarlo porque nunca creyó en el matrimonio. Los allegados a Borges no terminaban de creerlo. Norah Borges, desde París, calificó a la unión de "diabólica". Adolfo Bioy Casares, quizás el amigo más cercano que tuvo Borges, dijo que éste no había tenido ningún interés en emigrar a Ginebra, y si lo hizo fue por insistencia de la propia Kodama. Ella siempre se ha quejado de esa imagen estereotipada del anciano sometido. "Borges era un hombre y no un ser dócil y extorsionado", dijo. El escritor argentino Héctor Bianciotti y el editor de la prestigiosa colección francesa La Pléiade, Jean Pierre Bernés, también fueron testigos de los últimos meses de Borges. Nunca cuestionaron a Kodama.
Borges murió el 14 de junio de 1986. Sus restos descansan en el cementerio de Plain-Palais. La lápida, cuyo diseño e inscripciones fueron decididos por Kodama, contiene recurrentes referencias al cuento "Ulrica", incluido en El libro de arena. Es que, aseguró alguna vez Kodama, la Ulrica del cuento es ella.
9 comentarios:
dedicado para el tajador Omar (el fan enamorado de Borges)...espero te guste hermano...;)
Migueloncho
wena miguelon te hiciste una :D
tu causa Edwin
oigan, de dónde consiguieron esto que está muy bueno.
Justo lo que necesitaba. Muy buena la publicación.
Saludos desde España y no dejen de escribir.
Bien Miguelon!!!! Jajaja... estas haciendo tu chamba... Conocia algo de su matrimonio... epro vale vale.. rescatar eso...
wow :-o...nos visitan desde españa...tambien la otra vez nos visitaron de mexico, venezuela y hasta de turquia...he madrugado haciendo esta publicacion y he madrugado al dia siguiente para ponerle musica al blog...INAUGURO LA MUSICA DEL TAJODIDO CON ESTA PULICACION DE MARIA KODAMA Y BORGES :)...PRONTO SALDRA TAJO 3 EN LA VILLARREAL Y SAN MARCOS...saludos para todos los tajadores....MIGUELON
AMIGOS, SALUDOS POR EL NUEVO FORMATO DE SU REVISTA
un abrazo
julio barco
Los kiero mucho Tajadores, espero verlos pronto en la universidad, besitos.
"su fan numero uno de humanidades"
julio dejate de joder como que "su revista"....PIBE ME TENES HINCHADO LAS BOLOÑAS
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