Sobre TAJO:

“Somos aficionados a la poesía. No somos profesionales. Que eso quede bien claro, pues una buena parte de nuestra crítica es potenciada desde esa perspectiva, desde esos campos abiertos que supone tal condición". (Roberto Bolaño)

martes, marzo 27, 2012

SALVEMOS AMAZONAS!!!


Para los lectores empedernidos Amazonas sigue siendo un hueco por descubrir. Con pocas monedas puedes encontrar verdaderas joyas. Sin embargo, hoy por hoy, vive la dictadura de las maquetas para las ferias de ciencia en los colegios; la  piratería escandalosa de Cohelo; las triquiñuelas de los vendedores que te suben el precio según tus fachas, la soledad de los pocos estantes con buenos y baratos libros. 

¿Vieja Amazonas, dónde estás?


 Escribe Omar Livano

Abelardo es el librero más carero de Amazonas, es cierto. Sin embargo, sigue teniendo en sus estantes, quizá, el mejor conjunto de libros habidos en todo el lugar. Aunque él sabe y lo admite: la competencia ya no es la misma.
¿Cómo así Abelardo?, le pregunto. Su respuesta es aterradora: Ya casi nadie vende libros. ¿Había necesidad de preguntar? Desde el ingreso Amazonas deja de ser el Boulevard popular de la cultura que en épocas pasadas se media puño a puño (verso a verso) con Quilca. Hoy aquel letrero polvoriento y orondo que desde la entrada nos parece decir: “aquí todo ya está hecho”, no se equivoca.
El más ingenuo de los lectores pensara, muy remotamente, que estas palabras que vienen desde los bordes del Rimac, son de alguna manera la sentencia de un objetivo alcanzado: Amazonas cumplió y Lima ahora es Lectolandia. Falso. Las 5 palabras: AQUÍ TODO YA ESTÁ HECHO, no son más que la arenga publicitaria para decenas de escolares – penosamente también universitarios – que acuden a la feria en busca de soluciones fáciles, rápidas, y no muy caras. 

Los puestos azules que algún tiempo fueron el hogar de los lectores más ávidos de nuestra ciudad, hoy se han convertido, en su mayoría, en talleres de maquetas y proyectos de ciencias, repetitivos e inservibles. La pena que chilla el río hablador, es que los visitantes ya no cargan consigo inquietudes y ansias por devorar un buen libro. Ahora se llega con apatía y se va con un pedazo de tecnopor pintado en el más barato de los casos (ojo, que hay maquetas más valorizadas que muchos libros, juntos).

¿Sera este el ejemplo más claro de cómo el pragmatismo facilista nos está dañando? Hace algún tiempo se debatían las bondades y flaquezas de la internet, y muchas opiniones fueron afiladas y puntuales al denunciar a la red como la mandíbula encargada de procesar todo y eximir al internauta de cualquier tipo de raciocinio crítico. ¿No es acaso algo parecido o peor lo que sucede en Amazonas? Tomemos en cuenta que por lo menos un adepto a la internet  tiene (hasta el momento) aun un abanico de posibilidades en cuanto a webs que pueden alimentar sus conocimientos. En cambio el monstruo mercantilista de maquetas y proyectos –reiterativos- de ciencias, va devorando no sólo los stands de Amazonas, sino también la imprescindible manifestación del esfuerzo.

Abelardo me explica que los libros ya no salen como antes y los vendedores, ahora, tienen que vérsela como sea. No podemos denunciar el ingenio que al fin y al cabo es una cualidad presta e irremplazable en el hombre. Sin embargo – en lo personal- me quedo con el ingenio depositado por los miles de autores que antaño solía recoger por aquellos lares de la Av. Abancay. Antes de que las pirañas desborden el río.



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