Sobre TAJO:

“Somos aficionados a la poesía. No somos profesionales. Que eso quede bien claro, pues una buena parte de nuestra crítica es potenciada desde esa perspectiva, desde esos campos abiertos que supone tal condición". (Roberto Bolaño)

domingo, noviembre 11, 2012

De Flavio


Si hago memoria
no son muchos nuestros encuentros
o peor aún, él solía estar cansado
y yo mudo.
A pesar de eso
a veces pienso en su enorme barriga
sus ojos crispados
su sonrisa de niño entusiasta.

Vestía un gabán negro
                  cuello alzado
                                   boina española
y parecía todo
menos poeta.

Lo recuerdo a los 6 años
cuando el apodo de Flaco le hacía justicia
llegó para robarme la infancia
y regalarme una camiseta crema
de aquel tiempo sólo me queda eso
y la mancha verde de 10 soles
cuarteados y dormidos en mi mano.

Luego, sin exagerar, lo recuerdo a los 17 años
estaba borracho y comía un caldo de gallina
chupando con gusto los huesitos
mi madrastra le aguantaba todo
y yo no aguantaba ser adolescente
ser adolescente y su hijo a la vez
tampoco soportaba su formalidad
ni sus zapatos limpios
ni su obsesión por el futbol y el trabajo.

Tenía una pequeña biblioteca de 10 o 12 libros
donde lo mejor era Los ríos profundos
con páginas intactas que lo delataban
presumido y mal lector
pero había que escucharlo hablar
cómo razonaba el viejo
era lúcido y encarador
a veces vanidoso
y jodido como nadie.

Paseábamos y comíamos helados en una plaza de Abancay
él creía que no me daba cuenta
                  sus ojos se perdían en traseros rechonchos y tiernos
luego compartimos una cerveza
                  debía volver a mi vida
y mi vida no estaba con él,
así que nos despedimos
y sus palabras fueron incomprensibles
                  tufo de licor y música ayacuchana.

Desde ese día no lo he vuelto a ver
sí su ortografía perdida en e-mails
perdida como él
entre la neblina de cualquier ciudad,
y si algo heredé de mi viejo fue eso
esa necesidad de perderme
de perderme y volver
como vuelve el árbol de mango que sembró cuando nací
y su camisa impecable planchada
y sus cartas cursis para Martha
y su barba de 3 días
y su camiseta de la U o su guitarra con 5 cuerdas
y la dureza de sus brazos y su cabello marchito
y él cargándome en hombros corriendo y Martha renegando
y yo lleno de risas
y así es como lo prefiero recordar.

Omar Livano (de No se han ido)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

buen poema lo disfrute

Anónimo dijo...

muy bueno

Anónimo dijo...

muy bueno