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domingo, noviembre 14, 2010

VARGAS LLOSA Y EL AMOR


VARGAS LLOSA Y EL AMOR



Yo le explique que el amor no existía, que era una invención de un italiano llamado Petrarca y de los trovadores provenzales
La tía Julia y el Escribir.



Siempre les dije a mis amigos que Mario es Dios. Algunos, contraatacaban con otros nombres, aguando mi fiesta: ¿García Márquez? Muy alucinoide, grande sí pero no seguible. ¿Cortázar? Pues, gran cuentista, de seguro el “Perseguidor” es una de los más grandes relatos que he leído en mi vida… ¿Donoso? Ah, el chileno se las trae, escribe sublime, pero no alcanza los castillos de Mario. En plan de exorcizarme de mi vargasllosismo crónico, algunos soltaban más agua bendita: “Vargas Llosa tiene buenas novelas, sí, pero su vida política es un desastre, fue marxista y ahora es neoliberal, ah y como es la cosa es ¿peruano o español? Prefiero a Arguedas” “¿Vargas Llosa, ese incestuoso que se caso con su tía y su prima? ¿Te parece el mejor escritor? ¿Y Uchuracay? ¿Y las elecciones del 90?“ Yo, ahora lo digo con más ganas, les decía, muy español, que se vayan a tomar por culo. Es cosa de perogrullo que los gustos son relativos, pero me sale el indio cuando defiendo a Mario ¿será que le debo mis mejores lecturas? ¿Las lecturas más decisivas de mi vida?
No creo en los milagros (luego de soplarme “EL ANTICRISTO” y descubrir que Jesús fue un idiota revolucionario que murió mudo y dejo obra, quede más laico que oficina de marxista), pero los milagros existen. Y si no fue milagro, que rayos fue esa gran noticia que me hizo saltar, como pogueando, toda la mañana, alzar en brazos a mi abuela (Julio, ya pues, pórtate bien, pórtate bien) y retozar como un idiota por toda la casa…
¡Era, pues, que Vargas Llosa, recibía el mejor premio, el más grande premio de la literatura!

Quisiera hablar del lado más humano (o mundano) de Vargas Llosa. No de sus obras, ensayos, cuentos o críticas. Hay buen y vasto material escrito al respecto. (Les recomiendo leerlos por los diferentes blogs, diarios. Y otros medios, tanto impresos como virtuales: Moleskine literario, La fortaleza de la soledad, Escultural.com, etc. De lejos, la mejor reseña es la de Alberto Fuguet, visiten su blog!) Quiero referirme a sus amores. Porque, como dice la canción, el amor es más fuerte. Empecemos por omitir los rumores que circulan por el mundillo literario nacional (o sea, en las cantinas, performances y en aulas universitarias) El primero cuenta que Marito, luego de tomar unas copitas de más, suele vestirse de mujer ¡Ojo, sin confirmar! El segundo nos revela que, ya en su vejez, alguien le escribe las novelas (cosa que refutamos, porque, al menos yo, creo que su vena es fuego, o sea, inagotable, fuertísima); la última habla de que es un cocainómano, y si lo fuera ¿acaso mermaría su genialidad?

Ahora bien, cuando pienso en Vargas Llosa, se me vienen a la mente ideas de formalidad, disciplina, pulcritud y ternos bien planchados (quizá con goma, como los solía lavar mi abuelita) “Hay 99 por ciento de disciplina y 1 por ciento de inspiración”, la frase, dicha alguna vez por un estadounidense revolucionado, le quedaría perfecta. Es cierto, Mario hizo de la escritura algo más que un pasatiempo, le dio el grado de profesión: todos esos escritores vagos, indisciplinados, bebedor acérrimos, potenciales suicidas y canallas quedan atrás (Henry Miler, Kerouac, por mencionar dos de los miles)
Cuenta Carlos Barral (su primer editor), que puso a prueba el estoicismo del escribidor. Estoicismo que ahora es leyenda. Hizo, muy socarrón, que desfilara una mujer desnuda por su habitación. Y Marito siguió tecleando duro su Remington de Luxe, indiferente a sus encantos. ¿Será que sin tías y sin primas Mario sería un feliz solterón? Hay, al menos, dos mujeres y un camino. Ese camino a Itaca que es la vida.

18 años y un perfecto bigotito, hacen del mejor pupilo de Porras Barrenechea, un muchacho guapo, simpático, gran conversador y entregado intensamente a sus sueños. “Sartrecillo valiente”, según sus dos grandes amigos Luis Loayza y Abelardo Oquendo, porque es un lector incansable de los existencialistas franceses (Malraux, Sartre y Camus, especialmente) Infiltrado, a demás, en las células del grupo marxista CAHUIDE. No muy atrás sonríe su bohemia, cuando trabaja en el diario LA CRONICA y se amanecía en chinganas, absorto por los relatos de los periodistas, alucinándose en un café parisino, leyendo por primera vez las enredaderas de Joyce. Esos tiempos de putas y botellas nunca volverán. Ahora, según sus filiaciones políticas, las putas y el alcohol son resultados de la lucha de clases. “La primera vez que la vi no me llamó la atención, a penas la salude y me fui a leer… fueron los eventuales encuentros, las reuniones familiares donde pude conversar más con ella…” Y ella tiene vestido y un amor: Julia Urquidi, viuda sin lagrimas de luto, busca rehacer su vida en Lima, donde sus familiares.

-Que porquería se ha vuelto el amor entre los jóvenes hoy en día, Marito.

Claro que conoce a Ma-ri-to (así le dice, con el cariño maternal) su sobrino de
Cochabamba, el niño engreído de la familia Llosa. Ahora resulta que esta crecido, todo un hombre y quiere ser un escritor. Fíjate, ya hasta bigotitos tiene, que pícaro sobrinito, ya todo un hombrecito, ¿Cuando me llevas al cine sobrino? Mario no sólo la llevó al cine, sino a Chincha, fugándose de la familia y la irá de su padre. “Ya tienes bigotitos Marito eres todo un hombre” “Si tía, no me hagas roche, pues y firma el acta del matrimonio” “si hijito cómo no” Y se casaron en un pueblito que no figura en ningún mapa.
¡Con los hipopótamos no te metas! Es un animal lindo, delicado, y un ejemplo para el ser humano. No hace daño a nadie. Tiene una piel suave, una garganta chiquita y sólo ingiere libélulas y pequeños insectos. Su pasión es revolcarse en el barro, estar en las charcas y hacer todo el tiempo el amor con la hipopótama. ¿No es de admirar? Los adoro. Claro, Marito entrego su amor a Julia como los hipopótamos suciamente se aman.

Julia Urquidi, sonriendo de tristeza (o para no llorar) recuerda a su querido Varguitas. Y su recuerdo se materializo en “Lo que no dijo Varguitas”, respuesta a la novela “La tía Julia y el escribidor”.
Y una mujer que amo no podrá olvidar, porque, “es tan corto el amor sin olvido” (citando mal a Neruda) y porque usted es la (el) culpable de todos mis pesares. “Mario me enseño cosas del hombre que nunca pensé conocer”, afirma la doña y luego, muy seria, “mis otros matrimonios fueron un fracaso, en todos los hombres que ame sólo buscaba a Mario”
Gracias a una beca, Mario y su tía –los esposos- se fueron al otro lado del charco: de paso por España y finalmente Francia. Paris, La ciudad luz, el gran mar donde todos los grandes escritores, de esa época, tenían que bañarse. Casi por obligación, Julia alentó sus primeros escritos. Cosa que Mario, obediente, cumplió. En Lo que no dijo Varguitas, hay cartas, donde el escritor reniega de las dificultades de escribir (¿acaso como las famosas cartas de Flaubert?) Julia, amorosa, siguió a su lado. Ella era infértil y nunca le pudo dar un hijo. Por esos meses, alojaron al poeta Javier Heraud, hicieron amistad con Julio Cortázar (eterno solitario, jazzista y altísimo seño) y Carlos Fuentes (mexicano hijo de la chingadera) Pero, como diría el salsero, todo tiene su final, nada dura para siempre…lástima porque ellos se quería mucho y habían sido tan felices.
Bueno, en rigor fueron medianamente felices ¿hay maneras de medir la felicidad? “La felicidad completa sólo la sienten los estúpidos” en palabras de Mario. Pero sé que algún retazo de jubiló tuvo cuando se reencontró con Patricia, su prima hermana. Permanecería unos días para terminar sus estudios del francés. Y esos días se volverían meses y acabose la relación con Julia –tras intentos de suicidio, problemas, una muerte y escándalos en la familia- Patricia era Piura. Y Piura eran el mejor año donde vivió Varguitas ( según “El pez en el agua”), cuando le escribía poemitas a la niña Patricia y trabajaba en un diario y estudia poco pero leía mucho y organizo una huelga –inspiración eventual de los Jefes- y conoció “La casa verde” –un puterío donde la gente cenaba, bailaba y hacia todos menos tirar- y montó su obra teatral La huida del Inca y fue feliz. Patricia, el sol de Piura calando en sus entrañas, reconstruyendo esos retazos de felicidad: sus ojos, su color, su piel alba. El amor. O mejor dicho: “Mi mujer me conoce mejor que yo mismo, por tanto no sé si le debo parecer hermético. Aunque si lo dice, por algo será”

-Patricia, acaban de llamar- dijo Mario, colgando el teléfono, desde un cuarto en EE.UU.- dicen que gane el Nóbel… voy a llamar a los muchachos.
Los muchachos son sus hijos Morgana, Álvaro y el nefelibata.
Patricia, la mujer que cuidaba a sus hijos, mientras pasaban penurias en un cuartucho ingles, donde ratas del tamaño de ardillas desfilaban por los roperos , no sabe que responder. Incrédula, le dice:
-Hay que esperar Mario.
-Si pues –enérgico, meditabundo, Mario responde- puede ser un engaño, ¿recuerdas lo que le paso a Moravia?
A Moravia le jugaron sucio: lo llamaron y le dijeron que había ganado el Nóbel.
-Voy a prender la televisión.
-Vamos.
Y salen. Por las cartografías de….
Julia murió esté año en Bolivia, a los 84 años.
Gabriel García Márquez publico “Memorias de mis putas tristes” y vendió como cancha.
Cortazar y Heraud murieron hace años. Fuentes ahora solo vende libros en México.
Morgana es fotógrafa. Álvaro, periodista. El nefelibata, trabaja para la ONU. Mario Vargas Llosa ganó el premio Nóbel del 2010. Fujimori (ex presidente) se pudre –ya que tiene cáncer en la boca- en una cárcel de Lima: se lo acusa de corrupción y maltrato a los derechos humanos. Su hija se lanzará para la presidencia. Y, yo me pregunto: ¿en qué momento se jodio el Perú?




“No me gusta el escritor que observa en el balcón y no hace nada.
Debe entrar en la candela”

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