Arrastro las noches en las hilachas de mis jeans
Llevo días sin bañarme. Soy gris
(sucia, sucia noche, vas debajo de mí cuerpo
no tienes idea de que me importas
tanto como los chanchitos de tierra)
Una vez me enamore. Dos veces me dijeron NO.
Mis zapatos son voz en la noche para
los hombres solos y
corro
corro corro
fibra y delgadez, amargura y desamor,
hasta ser la mezcla perfecta del ron
en tu corazón hay un número telefónico
en mis manos están las palabras,
las oraciones.
Me gusta peinarme y que los últimos pelitos
no le den a mi ojo un ángulo cerrado
que lo cubran de contento.
Pero no soy,
y disculpen la reiteración, un emo.
No me gusta que le digan garua
a esas gotitas, a la meada de Dios.
Odio la televisión. Los refrigeradores
el verano cuando es verano
el invierno cuando es invierno.
Odio el odio y el amor y paz de los hippies.
Arrastro las noches en las hilachas de mis jeans
las ensucio,
las colecciono en mis cajas de cigarros
las tiro a la basura junto a mis libros de Rubén Darío.
Odio leer.
Quiero incendiar el colegio.
Otras veces simplemente me baño.
Una vez me masturbe y sentí rayos eléctricos
doy calle a la tristeza, me gusta el viento fresco
el shampoo de mentol entre las piernas.
Y corro
corro
corro
(y me la corro)
En verdad, no me he masturbado una vez
sino dos
o tres
o cuatro.
Tengo el pelo largo y el pene corto
le digo a mi mamá que la quiero mucho
y otras te encuentro,
con los besos y el sabor a pucho
de veinte céntimos,
a mal uso de la crema dental.
Tímida como la primera vez que me confesaste
haber tenido una tarántula de mascota
llamada Lucy. Ardiente, como las noches
que te hicieron pintar las últimas paginas
de tus cuadernos con nuestros nombres.
Somos dos al final del colegio.
Estiro los brazos contra el muro,
Te amo- tino
hasta que las risas de los niños
se apagan
y muere el recreo,
somos dos media hora más.
Somos la canción que más nos gusta.
Tenemos lo que no hay en nuestros exámenes
ni en las carpetas. Lo que existe en los ojos
en las líneas de las manos.
Mañana tendré que cortarme el pelo.
O aprender a tocar guitarra. Me gusta el rock.
Los boleros de memoria. Canto en la ducha.
Y cuando tú encuentro es una vereda
voy de prisa,
debajo de mis zapatos
corro
corro corro
sombra asustada, polvo de canela,
videoclick idiota de los ochentas.
Donde alguien aprende la voz de las esquinas
de sus jeans, canciones de los Panchos y Ramones
música para camaleones, rock de los 70 tas
patear la pelota en el centro de la pista.
Y meter gol. Donde alguien se encuentra
yo te encuentro y caminamos
por la noche y somos
la noche abriéndose a
patitas
en nuestros pasadores
solo hasta las diez.
Ptm... muy bueno... solo que en los versos finales como que me cansé, quizá debió pisarse más el acelerador pa terminar el poema volando... o será que leer por computadora me esta jodiendo la vista...
ResponderBorrarIgual Repito: de la Ptm... muy bueno... y le agrego un carajo!... por si las dudas...
Sé que en literatura decir que algo escrito es "real" es muy riesgoso, pero a mí se me hace que tienes el pelo largo y el PENE CORTO. Saludos y éxitos. Cristhina.
ResponderBorrarJajaja y el pene corto... ¿Cómo lo supieron?... Este poema se defiende por sí solo... Con el estilo ya marcado por Julio, pero con una tentativa de rabiar que nunca está de más... Muy buen poema hermano (recomendación: cámbiale el tipo de letra, con esa se hace dificultosa la lectura)
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