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lunes, julio 26, 2010

TAJOdido 1


En la ruta de Rafita Toriyama Quispe, según me explicaba él (mientras compartíamos un paquete de galletas “Chaplin” y una ligera conversación) siempre se podía encontrar un centenar (a veces millar) de dificultades, para no llegar temprano a clases, a un recital en el Averno, a un partido de la selección o a una cita a ciegas en el cursi-estático “Parque de la Exposición”.

Me contaba mi buen amigo, aficionado a lecturas de Bukowski, Reynoso, TAJO y uno que otro haiku, que el tráfico salvaje con el que debía combatir si quería venir de su Choza Samurai en Comas, era algo no menos parecido a un llamado “Camino de la Serpiente”, que ambos recordábamos con nostalgia. (Una lagrima).

Después de su llegada a Lima (que deambulo entre inadvertida e irreverente) adaptarse al transporte urbano-rural de todos los días, no fue tarea sencilla.

Maratones hasta el paradero, arañazos con los cobradores, mentadas de madre al y del chofer. Para poder viajar tranquilo, comprendió que debía salir 1 hora antes. Así lo hizo, pero al estar sentado más de 20 minutos en ese tumulto abrasador, sentía una incontrolable ansiedad claustrofóbica.

Por aquellos días le recomendé algo fácil y bonito: “Lee en el carro, hermano.”. Digamos que tomo mi palabra. Comenzó, entonces, a cultivar el hábito (que al principio le fue ajeno). “Todo chévele causa – me decía - hasta que comenzalon esa wada del metopolitano.”

Ahora tenía que levantarse a las 4:00 AM. Dormir menos (porque también leía de noche) más malhumor, igual, Camino de la Serpiente. Señoras gordas que no abrían las ventanas, Rafita iba parado y doblado en 2, 3, 4, 5…. Cobradores-ogro en un micro-ogro, lleno de ogros… polvo, ruido, sofocación, desastre y pistas rotas por todos lados, un solo carril para: el bus, el camión, la combi, el colectivo, la bicicleta, la carroza, el peatón y el tombo. ¿Sentarse? solo el chofer lo hacia, ¿llegar temprano? ni con la nube voladora.

Las galletas Chaplin se terminaron y el buen Rafita Toriyama Quispe tenía que regresar a casa. No parecía enojado o triste, a pesar de saber que su ruta era peor de regreso (por eso de los energéticos, que nunca entendí). Me regalo una sonrisa pendeja, mientras, de su mochila, sacaba y exhibía El tomo I de “Los Miserables”. Antes de subir al bus, trato de presumir diciendo: “Leo en el carro, hermano.”



Omar Livano

2 comentarios:

  1. "No solo de galletas Chaplin vive el hombre"... Y aunque nos duela, con todo el Chi(ese poder que Goku nos enseño que teniamos) al maximo, tenemos que que asumir, que asi como RAFITA y los demas... tambien tenemos nuestros Libros complices en las combis y demas sardinas que nos transportan, aun voy con el "hijo de satanas" de Bukowski. Y quien sabe , quizas ahora lleve a Foulkner hoy.

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  2. ¿algún relato para empezar a Bukowski? me lo han mentado ene veces y siento que me lo estoy perdiendo

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