Entonces el orgullo fue el camino más largo,
Dudamos de la lluvia de las manos sudorosas de los pasos palpitantes.
Ya cansados nos detuvimos a besarnos ante el reflejo de los charcos cuando el canto de la niebla lo predijo todo:
El amor no iba a durar.
Confiados bajos los faros rasgados y su luz punzante conocí tus labios
y
El sudor de tu cuerpo se escurrió por mi barba, marcando suavemente el sonido del viento,
Que al compás de los autos aturden las tardes de primavera, mi mente y ese lugar pleno que construyo en medio de esta tierra árida y sin árboles…
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