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miércoles, abril 02, 2014

HORA ZERO en fila india: un poema erótico de "Coco" Pimentel

"Hora Zero, lo que hizo fue:
 lo que dijo en sus manifiestos, lo concretizó en sus libros...
lo que dijimos, lo hicimos, 
ese es el gran logro de Hora Zero"

Fotografía: Sandra Enciso

DÉBIL MUESTRA DE UN ETERNO AMOR PROFESADO
(a la manera de Gabriel Riquetti de Mirabeau)

nuestros amores pueden 
calificarse de únicos.
Oh, amiga mía y de uno a otro
extremo
MIRABEAU

Oh mi bella amiga! nuestro dolor solo es comparable, nuestro
amor desde la propia raíz en que está tejido el amor y solo es
            comparable
            Oh mi bella amiga! desde la calle Lampa contemplo el
            hotel donde encamados éramos.

            (Hotel Colón, casona vieja de gente asiática.
            Cincuenta soles por noche y una sola cama.
            Hotel Colón buhardilla de hombres y mujeres
            elefantes, búhos, maltrechos, ratones blancos y ojerosos
            escondidos bajo la cama. Chirrían voces al otro
            lado del cuarto 312: "han llegado unos italianos por dos
            días y piden agua caliente y dos camas").

            Oh amiga mía! sobre todo dimos nombres falsos y el
capricho de ser uno para el otro y nada más que uno aquella
            noche de agosto del 67.
Estaba escrito que aquella noche yo danzaría sobre la colcha
verde al compás del pequeño radio portátil en tu bolso de
           argollas talladas.
Estaba escrito que esa noche agarraríamos el colchón y lo
           aventaríamos 
al suelo para que así no se oigan los chirridos del catre.
           Estaba escrito
que al terminar el primer coito me aventaría como un loco a
           las paredes
descascaradas y al segundo coito arrojaríamos por la
           ventana la caja de condones
y que al tercero luego de lavarnos en el lavatorio y refregarnos
           con la toallita
blanca estaba escrito que esa era la noche de las aberraciones,
           de saltar
calatos sobre la cama de vivir uno encima del otro, otro con las
           nalgas de uno,
de gravitar los muslos de vivir alucinados piernas al hombro
            filo al catre
amada transparente como tus vellos de vivir delirantes en
            nuestras nalgas
cáscaras de la mañana de uno amada de la cara de puñete y
            los ojos almendrados
amada de la época y el año justo
Esa era nuestra noche de agosto del 67.
            A pero Ah! esa era el escape a tantas inhibiciones.
            Oh, amada mía! luego del vaso de leche en "LAS VEGAS"
salón de té y el resabido jugo de papaya para mí y el sánguche
de jamón del país a los biscochos rojos del parque universitario
            y faltaban cinco soles para
llevarte a tu casa porque se gastó en entretener  al sobrino del
            asiático del hotel
y quedamos que mañana al día siguiente nos encontraríamos
            en las galerías
ocultas de la vereda de enfrente.
            Oh mi bella amiga! Sobre todo dimos nombres falsos.
            Nuestro encantamiento
nuestras conversaciones desde el fondo del alma
(Probablemente nunca más nos encontraremos)
Oh amiga mía! estaba escrito que tendríamos que terminar.
Pero
            no así.
De repente un día llegaste a las galerías escondidas con lluvia
porque en agosto, con frío, desapareciendo al otro lado de las
            galerías
donde no me atreví a seguirte por miedo a unos enanos
            terribles de cara desdibujada, a esa música a gogó de las
            casas del disco, a esos rostros borrosos corroídos y a unas
            mujeres embarazadas desde mayo por mi padre.
            Oh mi terrible, mi angustiada, mi triste y pobre amiga!     


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