Existe un chiste muy bueno, Zavalita, cuando George, el gordito tacañón, le pide a Seinfield que por favor le recoja sus libros que están en la casa de su ex, este le responde. "¿Por que la gente conserva sus libros? Acaso Ahab y la ballena blanca se hacen amigos en la segunda lectura?" Bueno, más o menos, me ha pasado así, Zavalita. En las primeras lecturas de las obras maestras, tú lo sabes bien, supersabio, te gana la emoción (a menos que seas un puto crítico). Lees un libro como una quinceañera mira su telenovela o como un nerd que lee el nuevo episodio de capitán Carcaman. Te devoras cada página, cada palabra es una daga más en tu corazón masoquista. Las segundas y las terceras lecturas, la emoción sigue ahí, pero surge la sospecha. De repente, una escena se dibuja diferente o un personaje ya no es un idiota sino un trágico, un inocente víctima de la malvada sociedad. No sé, Zavalita, piensa: ¿Por qué carajo no se me ocurrió!.
Mi primera vez contigo (digo, cuando te leí, no seas mal pensado) me sentí como mi vieja cada vez que ve sus telenovelas mexicanas. De tanta emoción se me acabaron los dedos. Era como si yo fuera el último Aureliano, cuando de pronto empieza a descifrar el manuscrito de Melquiades y empieza a ver toda la historia de macando en un instante, el aleteo de una mariposa desencadenando la explosión del universo. Ahí me veía, ¿Dennis? ¿Por qué me jodí? Zavalita, yo me veía en ti. Yo también odiaba a mi padre por haberme traído a este puto país (ahora ya no, ahora, como dicen los mexicanos, somos compas). Yo estaba tan con cara de imbécil, torturándome con la duda. Dennis, piensa: y si te hubieras quedado en el Perú. Cruzas la calle, las casas blancas y perfectas, los jardines extensos y solitarios. Un abeja gigante. En Perú, son tan chiquititas. Yo estaba jodido. Había dejado la universidad. Trabajaba como un peón más. Como tú en La Crónica.Era un mediocre más. Tú eras mi héroe, Zavalita, eras ese yo, tan mediocre, tan patético, pero revestido de dignidad y gloria gracias a la literatura. Pero como afirmaba Seinfeld. Te tuve que leer por segunda vez y te me derrumbaste. Eras peor que Cayo Mierda porque aunque sea él, con métodos corruptos, salió ganando.
En cambio tú, teniéndolo todo, recibiendo segundas oportunidades por montones, decidías rechazarlas. ¿Por qué? ¿Por simple masoquismo? ¿Creías que con tu melancolía el Perú dejaría de estar jodido? ¿Acaso te avergonzaba tener dinero? ¿Pensaste que siendo un pobretón ibas a redimir a nosotros, los cholos del Perú? Si leyeras tu propia novela te darías cuenta que Ambrosio, Amalia, tal vez Ana, representaban ese espíritu de progreso del cholo. Nosotros también queríamos nuestra casita, nuestro negocio propio. Darnos unos gustitos de vez en cuando. Ser felices sin tener que atropellar al prójimo.
A veces pienso que el esclavo no debió morir, sino tú, ¡por imbécil! No era mejor formar una empresa con tu dinero. Tratar al trabajador con dignidad. Respetar las leyes laborales. ¿Aumentar la producción con incentivos y recompensas? ¿De que te sirvió tanto conocimiento? Querías ser un revolucionario y querías matar burgueses.
Deseabas la falsa gloria de los héroes enterrados y después la gran revolución se iría a la mierda y nuevos ricos surgirían y otra vez a lo mismo. ¿Desde cuando se jodió el Perú? No me jodas, Zavalita. No te pases de pendejo. Tú te jodiste solito.
Deseabas la falsa gloria de los héroes enterrados y después la gran revolución se iría a la mierda y nuevos ricos surgirían y otra vez a lo mismo. ¿Desde cuando se jodió el Perú? No me jodas, Zavalita. No te pases de pendejo. Tú te jodiste solito.
En realidad, eres como la parábola del hijo prodigo. Un tipo que se cree un chingón, que piensa que la va a hacer en la ciudad, le pide todo su dinero a su papi. Como todos sabemos, malgasta su herencia, sufre como un hijo de puta, pero tiene los huevos de regresar. Tú, Zavalita, supersabio, nunca quisiste regresar. ¿No podías cagarte en tu orgullo? En realidad, pudiste haber hecho más cosas desde tu posición.
Por deno "zavalita" gonzales
Has escribió este texto y de una u otra forma te sientes identificado con Zavalita , personaje de la novela “ Conversación en la catedral “ de nuestro Novel de Literatura Mario Vargas llosa , le increpas por su arrogancia, por creerse que teniendo ningún sol en el bolsillo iba a cambiar las cosas . Lo tenía todo pero a la vez nada.
ResponderBorrarHas escribió este texto y de una u otra forma te sientes identificado con Zavalita , personaje de la novela “ Conversación en la catedral “ de nuestro Novel de Literatura Mario Vargas llosa , le increpas por su arrogancia, por creerse que teniendo ningún sol en el bolsillo iba a cambiar las cosas . Lo tenía todo pero a la vez nada.
ResponderBorrar