(A Juan Ramírez Ruiz)
Yo que caminé macerando nauseas
por la avenida Universitaria
—trajinando luces de neón—
reconozco a mi generación hecha trizas
por la indiferencia que hizo del sol
un astro solemne y vegetal.
Los pasos son un zigzag
esquivando la obligada melancolía de
Pablo Neruda
las condolencias de Rubén Darío
con versos bostezando sobre nuestros
ojos
atrapados por una patética canción de
Luis Miguel.
Pero el miedo brotando de mis uñas, de
mi suciedad
no será más para las rosas desnudas
desde hoy, será sangre asomándose a tus
mejillas
más la pasión encerrada en el cuerpo de
mis conciudadanos
con mil poetas disparando alaridos.
Se había encaminado la palabra desde el
70
me dijo Juan Ramírez Ruiz
masticando la muerte
agarrándose con violencia a mis
cabellos
mordiendo el asfalto rugido y seco
leyéndonosEl júbilo hasta
socavar toda apatía
tatuada en la frente de 4 generaciones
estafadas por una teoría decrepita y
minusválida.
Hoy hice mi fe pensando en ti, Juan
y en esa alegría que se traslada de tu
rostro al pecho
ahora que te cuento
como tu palabra camina salvaje
con los poetas
que son el ejemplo perfecto
de cómo es posible la poesía en este
mundo
todavía.
Omar Livano
(De No se han ido)
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