¿Por qué escribes?
Desde que empecé a escribir mis
primeros cuentos y poemas, en mi deseo de motivarme, he leído todo lo que los escritores consagrados han dicho sobre el arte de escribir y los razones para
hacerlo. Desde compromisos sociales hasta caprichos del alma, los escritores
siempre han tenido un motivo para volcar sus experiencias, sus ideas y sus
miedos en un papel, mandarlo a un publicista y esperar que sus libros sean
devorados por ávidos lectores. Sea cual sea el porqué, un escritor siempre
espera tener lectores; no importa si apenas son unos cuantos. Es una simbiosis.
Una relación intrínseca que motiva al escritor a seguir creando buen arte e
incentiva al lector a seguir leyendo buena literatura. Así lo creo yo, aunque
muchas veces el escritor no escribe buena literatura y el lector simplemente se
conforma con lo sensacionalista. Mi
objetivo es simple: Escribir buenas novelas, ser leído y vivir de ello. En
otras palabras: ser un escritor profesional.
¿Cómo lograrlo?
Un paso importante para aprender al
difícil arte de escribir literatura y luego profesionalizarse es leer, leer y
leer. Y no solamente novelas (en mi caso), sino que también es fundamental un
eclecticismo, poemarios, dramas, libros
de cocina, textos científicos, ensayos políticos, hasta los avisos publicitarios.
Todo lo que promueva la imaginación es bueno para el escritor. Otro paso, por
consecuencia, es escribir constantemente para mantener el brazo caliente (como
recomienda Gabriel García Márquez). Pero entre leer (teoría) y escribir
(práctica), dos acciones relativamente simples, hay una “burocracia” que
condiciona al escritor en su profesión. El estado de animo, el contexto social,
el hambre, el amor, la indignación, la pereza, la desidia, la apatía, las
buenas intenciones, la sed de justicia, etc., son elementos condicionantes que
el escritor debe superar y/o asimilar. Y aun así, después de superar todos
estos obstáculos, el éxito no está
asegurado.
Entonces, ¿Por qué sigues escribiendo literatura?
¿Es un arte frívolo dedicado sólo a las clases acomodadas? ¿Puede reflejar la sociedad? ¿Ser un discurso
donde se aprecie la experiencia humana? ¿Puede cambiar a la sociedad?
¿Mejorarla?
La repuesta más optimista que se me ocurre es
que la literatura puede cambiar la sociedad y la más pesimista, que en estos
tiempos contemporáneos la literatura se ha vuelto un mero negocio, un producto
de consumo masivo.
Pero yo tengo otra
respuesta: la literatura es vanidosa y comprometida al mismo tiempo. Vanidosa
porque el escritor desea, aunque muchas veces se niegue, a vivir de lo que
escribe, a ser alabado por la crítica y a ser admirado por el público lector.
El escritor desea, muy en el fondo de su corazón, reconocimiento y, bueno, un
poquitín de fama. Sin embargo, la literatura ayuda a formar conciencia, a
desenmascarar la injusticia, a generar cambios sociales. No en grandes escalas
como una revolución, pero sigilosamente, poco a poco, ayuda al lector a
descubrir una realidad distinta, diferente de la que se promueve en los burdos
programas de televisión o en los amordazados noticieros.
¿Existe buena literatura?
La buena
literatura no te va a dar la receta mágica para ser feliz para siempre ni te va
a arrullar para que duermas libre de culpa. La buena literatura aturde. Te da
un buen derechazo para que rebotes en la fría realidad. Ridiculiza todos tus
miedos y prejuicios. Y si te hace soñar, no te dopa porque después viene el
duro despertar.
Buena!!! Muy de acuerdo en todos los puntos... hasta parece: LA LITERATURA ES UN ARMA... Omar
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