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miércoles, agosto 25, 2010

INCENDIAR LA CIUDAD - JULIO DURAN (por Julio Barco)


Una reseña para un libro inreseñable.

Hay libros que hacen el amor bajo las sabanas de lo convencional. Ese edredón que calienta el culo a mister Cueto y apapacha el teteo de Ampuero, no cobija a otros escritores. Julio Durán –Iquitos, 1977- imprimió su primera novela INCENDIAR LA CIUDAD en las calles maleadas de Azángaro (sí, ahí donde imprimiste el diploma que orondo cuelga en tu salita) Ya había publicado una plaqueta de poesía “Festival de la desesperación”, pero tras la novela simplemente se hizo humo. Desaparecido del mapa. Desaperecio en wan. Fin. Sanseacabó del medio. Así como los cigarrillos de esta noche. Así como las monedas del sueldo. Humo. Simplemente humo, silencio, vacio.
Sí el desgraciado de Henry Miller agotaba el recuerdo de una mujer escribiendo novelas, Durán agota los últimos cartuchos de una vida empantanada para lanzar una historia desde el corazón de las tinieblas. Las noctámbulas reuniones de una patota de anarcos –LA MANCHA SUBTE- será el cañón por donde evacuar y enfrentar urgentemente la vida. La pólvora explotando sobre sus sueños, creencias y fantasías, la nefasta realidad. Cargada de un tufo existencial (Sartre) y audaz en las palabras, Incendiar la Ciudad, es una novela solitaria.
Asociado a otros escritores, como Inocente y Ruiz Roldan, la propuesta de Durán te deja - si te quedaba alguna pizquita de inocencia- un chuso en el corazón
Ya pegué los primeros afiches de “SE BUSCA” en algunos postes de Colmena. Perderse en Lima es fácil. Quedarse para la foto gigante de la revista “Somos” y las entrevistas en el Comercio, más fácil aun.
Si encuentras el libro, cómpralo.
Trivia: Daniel Alarcón –autor de “Guerra a la luz de las velas”- tradujo fragmentos de la novela para la revista neoyorquina “A public space” y el escritor Miguel Gutiérrez escribió una reseña en “Pacto con el diablo”. Bien ahí Julio.
Pero… y tú…
¿Dónde estas?

OPCIONAL
Julio no tiene esa pose desesperada que inunda a tantos por querer ser un escritor maldito. No se pinta el pelo, ni lee citas rebuscadas, ni se masturba en un acto dizque poético.
No.
La noche que lo conocí, en las cuevas del Averno, era uno de los invitados a la reunión (¿como las de la MANCHA SUBTE?) Primero un gato montes, perdón, Rodolfo Ibarra despotricó contra los escritores de abolengo -más palomilla- (O sea, Thays, Cueto, Ampuero: revisen el youtube)
En la siguiente ronda, el escritor Inocente no mordió y Roldán casi casi chupa el micrófono. Finalmente, Julio Durán.
Esa noche me firmo un libro- para F, gracias por tu entusiasmo- Luego vendría un poeta de asfalto, ya enterrando el pico, para sepultar el tufo y su equilibrio en mi hombro, o sea, casi se cae el maldito poeta. Y para colmo, quién fue su salvador esa noche de febrero, no recibió su panfleto maldito (gratuito) de poeta triste de Lima, no, fue despreciado, sí, pero esa ya es otra historia.
¿Verdad Duran?

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